Políticos en el Faro Astorgano

Asistimos desde hace semanas a una serie de noticias, sucesos, que han roto la tranquilidad de Astorga y sus comarcas. Con los pueblos llenos de visitantes, entre la alegría de las fiestas veraniegas se han colado las conversaciones (pinchadas entre otras por la Policía Nacional en el transcurso de la Operación Enredadera y hechas públicas al levantarse el secreto de sumario) de lo acontecido en el periódico que venía siendo el orgullo de Astorga: El Faro Astorgano.

Mantener casi 40 años un diario de papel, en pleno siglo XXI,  en una localidad pequeña y casi sin industria y audiencias -por aquello de la bajada de población- ha sido un mérito indudable de sucesivos gestores, pero que ahora se ha visto ensombrecido por un personaje de ‘sainete’ y por sus acólitos, que han puesto en peligro la publicación.

A la utilización de una empresa informativa para fines particulares o empresariales se han venido uniendo las mentiras de ‘El Patatero’, entre ellas el acusar en asamblea societaria del periódico al Consistorio como causante de sus importantes pérdidas económicas. Mentiras porque, según la información oficial y legal sobre los emolumentos publicitarios municipales, el Faro Astorgano fue el segundo medio (después del Diario de León) que más publicidad recibió del Ayuntamiento de Astorga en 2017, con un importe superior a los quince mil euros, y eso sin cumplir la obligada norma para el resto de los medios de comunicación de contar con un empresa acreditada que audite sus audiencias.

En sus acusaciones al Ayuntamiento, eso es al equipo de gobierno encabezado por el acalde, Arsenio García, ‘El Patatero’ se vio acompañado de dos extraños compañeros de viaje, consejeros ambos del Faro: el secretario comarcal del PP, Jacinto Bardal (quien no se tomó nada bien que Arsenio García le relevara como candidato del PP en las municipales), y el concejal del PSOE, Tomás Álvarez, cuyos nombres ahora se ven ahora ‘manchados’ (no dudamos que injustamente) por las palabras de a quien en su día apoyaron, creyéndose, en el mejor de los casos, sus mentiras.

De hecho, el Grupo Municipal Socialista, sigue a día de hoy defendiendo lo indefendible: que el el Faro bajo la presidencia de El Patatero mantuvo una «actitud independiente», todo ello mientras la Policía sostiene que se utilizó como arma contra cargos públicos.  

Así las cosas, no queda más que hacerse la siguiente reflexión: si los consejeros del Faro Astorgano son políticos, ¿cómo diferenciar hasta dónde llegan sus intereses personales o los de su partido o grupo y hasta donde los del periódico?

Está claro que los políticos deben salir del Consejo de Administración del Faro Astorgano, se llamen como se llamen o pertenezcan al partido que sea, como sucede en cualquier otro medio de comunicación, y ello con un único motivo, el bien de la publicación.

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