Tres carros y un destino

Siete personas, tres carromatos, cinco mulos y dos caballos holandeses con único destino común: Santiago de Compostela
Diligencia en su peregrinación a Santiago de Compostela. / César Sánchez

Miriam Badiola Hace tres años, siete amigos y miembros de la Asociación Carreteros Valencianos tomaron la decisión de peregrinar hacia Santiago de Compostela, pero no solos, sino acompañados de cinco mulos y dos caballos holandeses encargados de tirar de tres carros.

Así, en 2016 la expedición partió de Oliva, un municipio situado en la Comunidad Valenciana, desde donde viajó hasta Cuenca. En 2017, retomaron el Camino justo donde lo habían dejado y se dirigieron a Burgos, desde donde en 2018 peregrinaron hasta la localidad de Hontanás.

Este 2019, los amigos volvieron a reunirse, en esta ocasión en la localidad palentina de Frómista, con el objetivo claro de alcanzar por fin la última y ansiada etapa: Santiago de Compostela.

Así, la pasada semana, Antonio Rubio, Jaime y Justo, junto a sus mujeres, cargaron un camión con sus carros y animales y se desplazaron hasta Frómista, donde se reunieron con Rafael Tornabell, uno de los copilotos de rally más veteranos de España, con 18 Dakar a sus espaldas.

Rafael ha dejado de lado las cuatro ruedas que le hicieron recorrer medio mundo en el asiento de copiloto y, tras varias vueltas a España en carro, se sumó también a estos aventureros valencianos. Desde Ganollers, siguiendo el Ebro hasta llegar a Cantabria, para alcanzar Suances y desplazarse hasta Burgos, Tornabell se reunió con sus compañeros de expedición con destino gallego a bordo de un carro tirado por caballos holandeses, aunque con una diferencia. Mientras que el resto de los peregrinos regresarán a sus hogares en camiones, él lo hará de nuevo a caballo.

Tras tres días de Camino, la expedición llegó el pasado sábado a El Bierzo, donde en una parada para el café, confesaron la magia de la experiencia. “Es una experiencia muy bonita porque disfrutas del paisaje y de la gente”, apuntaron, aunque también reconocieron que “tiene su parte un poco dura”, principalmente por “comer, ducharse y dormir en carros y tienda de campaña”.

Sin embargo, a pesar de ser “una cosa que siempre causa sorpresa”, especialmente para todos aquellos peregrinos con los que comparten algún que otro tramo de Camino, “por lo complejo del viaje y por lo raro”, pero para ellos, confiesan, “es algo completamente normal, es a lo que nos dedicamos y lo que hemos visto desde pequeños”.

La rutina de cada etapa del Camino está siempre marcada por las necesidades de los animales. “Salimos temprano, almorzamos y al día siguiente paramos para que se recuperen, de igual manera que hacemos muchas paradas cada poco para que beban agua y comprarles la mejor comida para que se alimenten y soporten el viaje”.

Así, “en función de la orografía”, han llegado a hacer etapas diarias de 50 kilómetros “en partes más llanas como Soria o Guadalajara”, mientras que si el terreno es más complicado “no se pasa de los 20 o 25 kilómetros por día”.

Con paciencia, calma y disfrutando de todos y cada uno de los rincones y lugares por los que discurre el Camino de Santiago, estos siete peregrinos, acompañados por todos sus animales, tocarán tierra compostelana previsiblemente el próximo sábado.

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