Toc, toc ¿hay alguien en el PSOE?

La propuesta unilateral del alcalde de León, el socialista Diez, de promover, sin previo aviso y de forma unilateral, la segregación del Reino de León de la actual comunidad autónoma de Castilla y León, ha generado sorpresa y desconcierto en las filas del socialismo provincial. Ha sido un terremoto, no por el fondo, que puede ser asumido como reivindicación histórica, sino por las formas. La cúpula provincial del partido se enteró por la prensa de este movimiento del alcalde de la capital y a todo el grupo parlamentario – Congreso, Senado y Cortes autonómicas- le pilló con el pie cambiado y en fuera de fuego. El propio diputado nacional y secretario provincial, Cendón, no para de hacer de tripas corazón y justificar como puede la decisión del alcalde ante los altos cargos del partido y, sobre todo, ante sus compañeros de escaño en la Carrera de San Jerónimo. Pero la verdad es que en el seno del partido en León no ha habido ningún tipo de debate interno sobre esta delicada decisión. Y tampoco está previsto que se abra ese debate.

Eso sí, desde Madrid, Valladolid y desde la sede de la ejecutiva provincial se desaconseja a la militancia, alcaldes, concejales, diputados provinciales y procuradores unirse a la propuesta de Diez. Se nota la tensión en el interior del partido, por eso sorprende que no se convoque una reunión extraordinaria del Comité Provincial con el fin de debatir y sustanciar esta cuestión. Hacerse el don Trancredo y dejar que el tiempo cure esta herida puede ser la peor solución. El movimiento liderado por Diez ya ha trascendido a nivel nacional para regocijo de los nacionalistas de todo tipo que pululan por España, así como para los independentistas, que ven cómo se multiplican por España movimientos segregacionistas y localismos de todos los colores y para todos los gustos. Al final se trata de abrir el melón autonómico y eso siempre es una justificación para los más radicales. Una cuestión que debería plantearse dentro de la necesaria reforma del Senado como cámara territorial y no de segunda lectura, como es ahora.

El Pleno de la Diputación Provincial de la pasada semana puso en evidencia las dos maneras que conviven en el PSOE para afrontar el desafío del alcalde de la capital. A la reivindicación directa y a la yugular de Diez; desde la Diputación, su presidente y vicesecretario general del PSOE provincial, Eduardo Morán, prefiere la vía moderada y pragmática, es decir reclamar una solución a las viejas reclamaciones y agravios provinciales sin abandonar la vía de lealtad institucional y profundizar en el diálogo y el entendimiento. El resultado ha sido la aprobación de los presupuestos provinciales sin ningún voto en contra. Un éxito político de Morán, sin duda.

Ya sólo falta que Morán consiga a corto plazo que la Junta comience a asumir algunas de las competencias impropias que paga la Diputación, como, por ejemplo, la gestión del Psiquiátrico de Santa Isabel, ya casi sin usuarios leoneses. Por ahí van los tiros.

¿Cuál de estas dos vías para afrontar la reivindicación histórica de León es la más idónea para el PSOE? Este es el nudo gordiano del PSOE leonés. Diez reclama la acción directa; Morán, el puño de hierro en guante de seda. ¿Y las bases del PSOE qué opinan? ¿Existe unidad de acción en los grupos parlamentarios socialistas? ¿Hay muchos concejales socialistas que se muerden los labios y optan por la lealtad a la dirección antes de dejar que hable su corazón?

¿Qué pasará  en el seno del  PSOE  cuando la UPL ponga fecha y hora a esa manifestación de reivindicación leonesista que quiere convocar en la capital? ¿Se dejará libertad de acción y manifestación a militantes y cargos públicos como mal menor para evitar el peligro de ruptura entre las filas socialistas?

Ser o no ser, esa es la cuestión.

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