Saber estar

Cada vez que oigo a alguien defender “la libertad personal”, “derecho a decidir”, yo lo traduzco por “hacer lo que me dé la real gana”. Cada vez más. Y que alguien contestase a “¿qué haces?” con un “lo que me da la gana” no hace muchos años, no crean que me refiero a la Edad Media o el Paleolítico, sonaba mal, muy mal, francamente mal. Era como decir “hago lo que me sale de ****”.

 

Me voy a ir por los cerros de Úbeda y luego aterrizo, con vuestro permiso.

 

Entiendo que, alguien que no tenga unas creencias religiosas, bien porque las rechace, sea ateo, agnóstico, o las tenga pero no sea practicante (¿???), es decir nunca aparezca por la iglesia más que en bodas, bautizos y comuniones y entierros, y eso también cada vez menos, pues que esa persona no tenga una experiencia de lo SAGRADO, o no tenga una idea clara, o ni siquiera se les pase por la cabeza. Pero, ¿y el SABER ESTAR?

 

No se “está” igual en todas partes. No es lo mismo estar en el salón de tu casa (y que no te molesten si estás viendo la tele) que en el parque, no es igual estar en el mercado que en el cine, o en el colegio, o en un hospital, o en el teatro, o en la ópera. En el parque paseas, corres, juegas, te columpias, gritas un poco si los niños no te hacen caso…pero tampoco puedes hacer lo que te dé la gana. No puedes destrozar el mobiliario público, arrancar las plantas, destrozar los jardines, molestar al que tienes al lado….En el cine no puedes hablar e impedir que los demás oigan la película, no debes hacer ruidos, molestar al resto, los móviles no deben sonar…En el teatro ya te avisan de que debes apagar los móviles, no puedes comer, no puedes entrar y salir cada vez que te dé la gana, no puedes molestar al resto…Y no digamos en la ópera, hasta “debes” vestir de una manera determinada. También en los hospitales hay una serie de reglas que deberíamos cumplir: móviles no, nada de ruido excesivo, molestar a los pacientes…Nada raro, sólo saber estar.

 

En aras de esa libertad personal, naturalidad o espontaneidad, cada vez se respetan menos esas normas cívicas. La que más se repite ¿cuál es?…¡premio! NO MOLESTAR A LOS DEMÁS. También es la que más se incumple, tal vez porque engloba a todas las demás, ya sabéis, “todas estas normas se resumen en una: RESPETAR A LOS DEMÁS”. Algo así. ¡Hombre!, siempre te queda aislarte, entonces no hay “otro al que respetar”.

 

Ahora aterrizo. Primeras comuniones. Entrar o no entrar en la iglesia, gran dilema. Entro, salgo…no, entro…mejor salgo, me quedo entre dentro y fuera, hablo con los de al lado como si estuviese en la cafetería, me suena el móvil, ¿síiii? Ahora no puedo hablar estoy en la iglesia, en la comunión de…., ya te llamo. Indumentaria (ropa), ¿qué me pongo? Pues ya está, ropa de noche, o esta que tengo escueta, muy escueta, poca tela, muy poca. Ya cuando vaya a la playa me pongo más ropita…Fotos (fotos NO), bueno esa norma a lo mejor es para los demás, para mí que tengo este súper-móvil-cámara-última-generación no es, fijo. La niña, mi niña, o mi niño, que pose, una sonrisa cielo, mírame que te hago fotito….

 

¡Qué estás en la iglesia! No en una fiesta de puesta de largo, no en un teatro. TEATRO. No lo es, es: SA-GRA-DO. Un sacramento. ¿No lo entiendes? Pues es fácil, respétalo. Es tan fácil como SABER ESTAR.

Print Friendly, PDF & Email