Ricardo Magaz: «Los modus operandi delictivos hoy en día pasan exportados de un país a otro inmediatamente»

En 1992 el cepedano Ricardo Magaz publicó su primer libro, El esclavo mundo de las drogas. Desde entonces, tiene trece libros en su haber. Es profesor de Fenomenología Criminal en diversos campus universitarios y funcionario del Cuerpo Nacional de Policía. Escritor polifacético al más puro estilo renacentista, ha cultivado todos los géneros literarios como la novela, los libros de relatos y viajes, el ensayo o la columna de opinión. Acaba de publicar su último libro, España negra: crimen sin fronteras y narcotráfico.

Hemos querido hablar con él sobre su trabajo, su labor como investigador y su faceta docente en esta entrevista.

Pregunta: En su último trabajo, España negra: crimen sin fronteras y narcotráfico explora el crimen organizado transnacional, ¿qué es?

Respuesta: El concepto crimen sin fronteras es un concepto periodístico, con ganas de llamar la atención. Es lo que en España siempre se llamó delincuencia internacional, trascendiendo fronteras, el crimen organizado trasnacional. Estamos hablando de mafias, de bandas, de clanes, de cárteles, de redes, de narcomafias… La globalización de la criminalidad, en definitiva.

P: ¿Es la globalización que estamos viviendo una herramienta para el crecimiento de la internalización de la criminalidad?

R: Sí, sin duda. Los modus operandi hoy en día pasan exportados de un país a otro inmediatamente, lo que tardas en mandar un correo electrónico. Son modus operandi delictivos aquí no existían y ahora mismo forman parte del elenco criminal. Por ejemplo, los secuestros. En España hemos tenido, desgraciadamente, muchos secuestros clásicos de la banda terrorista ETA y otras bandas terroristas. Ese tipo de secuestro exigía, además de un rescate económico, echar un pulso al estado y exigían visibilidad.

Sin embargo, el secuestro expres que nos ha llegado importado, especialmente de Latinoamérica es todo lo contrario. No hay ningún pulso a las autoridades y solo un afán de lucro: cobrar cuanto antes el rescate y que dure lo menos posible, para que no sea visible, que no se entere la sociedad ni la policía, naturalmente.

Otro modus operandi que nos ha llegado importado, aunque siempre ha existido en todos los países del mundo, son los asaltos a los domicilios, con la salvedad de que esténn los moradores dentro. Esto se hace para emter terror en el cuerpo a la familia y lograr los objetivos cuanto antes: que abran las cajas fuertes o incluso dejar algunos secuestrados en casa y hacer recorrido con los demás con las tarjetas de crédito por los cajeros más cercanos.

P: He leído que usted dice que en España hay sicarios.

R: Es un asunto tremendo y las autoridades, por fin, se están dando cuenta que en España tenemos un problema terrible con ella. Hay países donde la industria del sicariato es la leche desde hace muchísimos años, como algunos países de Latinoamérica o de Europa del Este, donde matar a jornal tiene lista de espera en algunos países. Pongo el caso, por ejemplo, de Colombia o de Brasil donde hay muchachos que nada más pueden empuñar un arma se contratan de sicarios, es decir, matar a sueldo. Nos ha llegado a España hace varios años, a través de las narcomafias, de los cárteles de la droga. En el narcotráfico las traiciones no se perdonan, existe un concepto que se llaman «vuelcos», en el narcotráfico es que unos roban la droga a otros, eso no lo perdonan y encargan lo que ellos llaman «picar», matar a alguien. Eso lo externalizan, contratan a un sicario bien para meterle miedo y darle una paliza o para matarle.

En España hay oficinas de contratación, no son oficinas que tengan una puerta a la calle (risas), pero en el mundo de la noche, en el mundo del hampa no es no es difícil contratar a un matón a sueldo, ya sea de primera o de segunda división. Los de primera división son los que cometen asesinatos y los de segunda división serían los rompehuesos, los que se dedican a cobrar deudas y no acaban con la vida de sus víctimas. En internet hay muchísima oferta, muchísimas de ellas son bromas o estafas, pero sabiendo discriminar se encuentran ofertas reales, sobre todo en el internet profundo.

P: ¿Cómo se enfrenta una persona, un escritor, a un tema tan complejo para luego ponerlo en un libro?

R: Yo he hecho el recorrido inverso, primero de la práctica a la teoría. Procedo de la Policía, aunque ahora no ejerzo, y desde hace unos años me dedico a la docencia en la Universidad, soy profesor de Fenomenología Criminal. Después de haber estado «a pie de obra», mis alumnos lo primero que hacen es ratrear a un profesor, me preguntan a menudo que les cuente intervenciones. Lo que tengo claro es que en todos mis libros el rigor profesional tiene que ser absoluto, si no tengo contrastado lo que escribo no lo pongo negro sobre blanco. Por esta circunstancia de hber ejercido casi 40 años como policía, me ha dado unas ciertas tablas para poder opinar de todos estos temas.

P: Asegura que la península ibérica, España, es un lugar atractivo para las narcomafias, ¿por qué?

R: Eso se da pese a los españoles, porque parece que estuvieramos encantados de recibir turistas ingleses y también matones, pero no. Esto es así porque vivimos en la península ibérica y su área de influencia: España, Potugal, Gibraltar y Andorra, y todos aquellos espacios como las islas grandes y pequeñas. La península ibérica está situada geoestratégicamente, a 15 kilómetros del Magreb, y tenemos una de las vías marítimas más transitadas del mundo, que es el Estrecho de Gibraltar. Tenemos una relación con Latinoamérica que no tiene ningún otro país de Europa y somos frontera sur de la Unión Europea, por lo que estamos hablando ya del espacio Schengen de libre circulación. Quien pone un pie en Algeciras o en Astorga está ya en Europa. Al ser una península, tenemos unos 8.000 kilómetros de litoral, con lo que eso significa para la llegada de barcos, de pateras… También tenemos la primera industria nacional de España: el turismo. En circunstancias normales, no ahora con el virus, tenemos unos 80 millones de turistas de media al año. Eso crea una idiosincriasia muy genuina. Para hacer frente al turismo tenemos de los aeropuertos más importantes de Europa y los puertos. Todo ello, junto con Ceuta, Melilla, Canarias y Baleares, nos da una idiosincrasia muy particular, por lo que la criminalidad se da pese a nosotros.

Por eso tenemos el problema de los fugitivos en España, lo que los expertos llamamos el fugitivismo de la justicia punitiva. La realidad es la que es, muchísimos fugitivos internacionales eligen España para venir e intentar mimetizarse con el ambiente y pasar desapercibidos por el turismo, e intentan pasar desapercibidos. La estadistica oficial dice que todos los años hay 20.000 nuevos fugitivos, entre españoles y foráneos, es una estadística del Ministerio del Interior, la mayoría son españoles, pero hay un grandísimo número de extranjeros que vienen a España para intentar ocultarse aquí.

En las clases pongo el ejemplo de Tony King, el asesino de Sonia Carabantes y Rocío Wanninkhof, el clásico fugitivo que estaba en busca y captura en el Reino Unido y muy habilmente salió y entró en España, se fue a vivir a la Costa del Sol mimentizado con toda la colonia inglesa y pasó completamente desapercibido. Tenemos este problema con el fugitivismo. También es cierto que España, con respecto a los demás países de la Unión Europea, es el país que más fugitivos detiene, en primer lugar porque somos los que más fugitivos tenemos, y porque la policía española se ha especializado y tiene un nivel de eficacia realmente importante.

P: ¿Qué le impulsó a dedicarse a todo el mundo del crimen?

R: Entré en la policía en 1979 y mi primer destino fue Bilbao, los años de plomo. Desde entonces he estado destinado en bastantes ciudades y hace 12 años pasé a la segunda actividad, una especie de prejubilación, y me pasé a la Universidad, la UNED, donde imparto Fenomenología Criminal porque soy una rara avis, ya que he pasado de la práctica a la teoría, cuando lo normal es lo contrario. He sido un poli vocacional, y ahora muy contento dedicándome a la docencia.

P: ¿Cuál es el caso que más le ha marcado? ¿Por qué?

R: El asesinato de la peregrina Denise Pikka Thiem, que lo invesigué desde un punto de vista teórico y en uno de mis libros lo saco. Este asunto sí me marco, entre otras cosas por la cercanía. Otro caso en el que estuve muy involucrado fue el magnicidio de Isabel Carrasco, precisamente con la vinculación que tenía con Astorga. El padre era el jefe de la comisaría, aunque era ajeno a lo que tramaban su mujer, su hija y la policía Raquel Gago, falleció hace unos meses.

P: Imagino que en su vida habrá muchas experiencias, ¿cómo selecciona los temas para sus libros?

R: Trato de no dar puntada sin hilo. Tengo varias columnas en periódicos y un programa en la tele de análisis criminológico. Cuando escojo un tema, un caso, trato de sacarle rendimiento y optimizar los recursos. Como me dedico a teorizar y alguien me llama para analizar un caso, lo estudio y lo expongo, escribo en mi columna sobre el tema y al cabo del tiempo, hago una selección de casos que he tratado en los dos años que tardo en sacar un nuevo libro, de ese modo conformo los libros.

P: Tiene trece libros en su haber, ¿qué le hizo dedicarse a escribir?

R: Siempre me gustó escribir, de hecho, cuando estaba haciendo mi Bachillerato, mi primer trabajo fue en el Diario de León. Cuando entré en la policía me encargué de llevar la secretaría de prensa de mi sindicato, y desde siempre me ha gustado escribir.

P: ¿Qué es lo que más le gusta de la docencia?

R: Una mezcla de práctica y teoría. El hecho de saber que lo que estoy diciendo lo he vivido, y que eso los alumnos lo notan y ser riguroso en lo que sé.

P: ¿Es más fácil escribir cuando se procede del ámbito dedicarse al estilo del true crime?

R: Hay una grandísima nómina de policías escritores. En Astorga, Alejandro Gallo, que fue el jefe de la Policía Local de Astorga y ahora es el de Gijón, es un gran escritor de género negro. El término de crimen real novelado o de ensayo hay una veintena de policías escritores con obras exitosas en las librerías. En España hay diez realidades policiales diferentes y en todos ellos hay policías que escriben, en parte porque ahora el nivel cultural en el cuerpo policial es bueno y aquellos policías que en el ejercicio del cargo hemos tenido que hacer miles de atestados, diligencias, tomas de declaraciones, llega un momento en el que forma parte de la profesión y si te gusta escribir, al cabo de cierto tiempo tienes muchas cosas que decir. Hora mismo en el género negro y los subgéneros hay una buena nómina de miembros de cuerpos policiales que escriben y que tienen bastantes libros.

P: ¿Cree que el público lector se ha especializado y hay un nicho de mercado para los profesionales que cuentan las cosas más reales?

R: Sí. El género negro, policíaco o criminal, ha pasado por diferentes etapas. Ocurrió con la novela rosa y el western que, hace muchos años era una literatura de descanso intelectual. Eso fue cambiando y el género negro es, desde hace bastantes años, un género de denuncia social. Tiene mucho éxito, hasta tal punto que ahora muchísimos escritores que no escribían género negro, lo hacen, porque el género está de moda. En general hay mucha calidad en el género negro.

Además, en el caso de los policías que escriben tienen un plus de credibilidad, porque se supone que te arriesgas a escribir un libro y algo de oficio tienes que tener (risas). Se presupone que has vivido con más o menos intensidad la profesión y te puedes nutrir de vivencias reales. Hace poco me decía un escritor «hay grandes novelas de género negro, pero se nota cuando el que la escribe lo ha vivido y sabe la diferencia entre un revólver y una pistola, o entre una escopeta y un rifle». El haber vivido la profesión te da credibilidad que luego hay que demostrar.

Cristina Casado:

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