Utilidad del “Vuelo Americano” y la fotogrametría
En la parte primera de este artículo ya apunté que el gran inconveniente para resolver el problema analizado; es que resulta muy difícil partir de datos lo suficiente precisos. Para que se entienda pondré un ejemplo. Si dos railes de una vía separados 1 metro van convergiendo con sólo medio grado (sexagesimal) se llegarán a tocar al cabo de 114,59 metros. Ahora bien si tratamos de medir ese ángulo tan pequeño y creemos que es medio grado mas, resulta que cometeremos un gran error; pues con sólo un grado el resultado es que los raíles se tocarían a sólo 57,28 metros.
Esto me recuerda lo que un profesor de física (años 70 del siglo pasado), decía a menudo: el problema a menudo es obtener los datos del problema. Así pues y al margen de que yo hace 36 años no anduviese muy “fino” planteando el problema, el asunto es que los datos de partida no son todo lo rigurosos que sería deseable.
No obstante yo seguí dándole vueltas y vueltas al asunto siempre aprovechando el hecho de que el relieve “deforma” las imágenes. En realidad lo que ocurre es que una fotografía (como las realizadas por la aviación USA en los años 50 del siglo pasado), ofrece una visión del suelo en proyección cónica y los planos digamos normales dibujan el relieve en proyección ortogonal y por ello, en este caso, hay una equivalencia uniforme y constante entre lo que medimos en el papel y la realidad. Es lo que se llama la escala, como es evidente. En la proyección cónica el asunto es más complejo.
Los planos de hoy en día permiten realizar medidas muy precisas (ortofotos del SIGPAC por ejemplo), pero hace 36 años yo utilizaba planos menos precisos, lo que ya es un inconveniente. Por otra parte hay que tener en cuenta que necesitamos hacer medidas también sobre las fotografías del Vuelo Americano y sobre estas es muy fácil cometer un error de algunas décimas de milímetro. Esto supone que hay que hacer sobre las fotografías medidas lo más largas posibles, para reducir al mínimo el error relativo. No es lo mismo un error de medio milímetro en un centímetro que en 15. Pero aún así los datos obtenidos seguían siendo poco creíbles.
No obstante tras mucho medir, calcular y recalcular conseguí midiendo sobre una de las fotos (la nº 27.160), unos resultados que parecen aceptables. Tras comprobar que un error de medida sobre estas de medio milímetro implicaba diferencias de hasta 700 metros en la altura del vuelo y hacer numerosos tanteos obtuve unas alturas absolutas (sobre el nivel del mar) que oscilan entre los 5,5 km. y los 6,2 km. En una página de la Red he visto que la altura del Vuelo Americano (en otra parte de España), era de 5,5 km. sin especificar si sobre el nivel del mar o sobre el terreno fotografiado. Los datos del altímetro del avión parecen reflejar datos poco creíbles ( 8.320 pies= 2.527 m). A una altura tan baja se corre el riesgo de que algunas de las fincas, (las ubicadas en laderas con mucha pendiente) apenas se vean.
Por tanto hay que concluir señalando que nos hallamos ante un problema que aunque se plantee correctamente es difícil de resolver porque el verdadero problema es obtener los datos de partida. Lo mas que podemos decir es que el avión volaba casi con toda seguridad entre 5 y 6 km. de altura sobre el nivel del mar. Lo que si sabemos muy bien es la altitud del terreno fotografiado, que oscila en la mayor parte de la fotografía entre los 600 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar. En concreto la Era del pueblo está 725 metros .
LA UTILIDAD
¿Para que sirve tanta “movida”? Pues para mucho. Sirve para comprender la diferencia que hay entre un plano realizado en proyección cónica (una fotografía de esas del Vuelo Americano) y un plano digamos normal (realizado en proyección ortogonal). Se da la circunstancia de que el catastro de los años 50 se hizo calcando sin mas esas fotos del Vuelo Americano y es por ello una imagen de escala no uniforme, donde no hay por ello una equivalencia constante entre la foto y el terreno fotografiado. Sin embargo los catastros posteriores y al menos teóricamente si son digamos normales porque se realizan en proyección ortogonal. Por ello en estos y teóricamente al menos los deslindes entre fincas deben estar mejor reflejados que en el antiguo.
A menudo y aunque de modo indirecto me ha tocado participar en esas arduas discusiones motivadas por deslindes de fincas y en alguna ocasión me he encontrado con personas que dicen que el catastro que vale es el antiguo es decir el de los años 50 porque “entonces las fincas al estar cultivadas se veían bien y ahora no”. Sin embargo los que así opinan seguramente nada saben de las diferencias entre proyección ortogonal y cónica. Un razonamiento en principio correcto nos lleva a una conclusión equivocada.
En cualquier caso aclaro que también en los catastros más modernos (con sus ortofotos) he detectado errores espantosos. No se exactamente a que son debidos, si bien sospecho que en parte es por errores al pasar los datos antiguos (proyección cónica) a los modernos (proyección ortogonal). Si se comprende muy bien cómo hay que hacer la transformación de unos en otros y si disponemos de datos adecuados y exactos tendremos más posibilidades de resolver con acierto, algunos de esos problemas de deslindes que tantos problemas y discusiones generan.
Por otra parte hay que aclarar que esto en el fondo no es mas que estudiar las técnicas fotogramétricas que se utilizan desde el siglo XIX y que tienen infinidad de aplicaciones. Las fotografías, incluidas las que hacemos con una cámara cualquiera; son en realidad planos en proyección cónica. Por ello el plano digamos normal de la fachada de un edificio, se puede realizar a partir de fotografías del mismo (fotogrametría terrestre).
No pretendo dar una lección de fotogrametría si no sólo mostrar que nos hallamos ante un problema más complejo de lo que parece. Por ello adjunto dos dibujos realizados por mi que hacen referencia al asunto. Quienes sepan algo de fotogrametría los entenderán con facilidad.