Entre intento e intento de investidura del presidente del gobierno he hecho un viaje rápido a Astorga. Tan rápido que no me ha dado tiempo de vestirme de astur, y mucho menos de romano, que aparenta ser más laborioso. Pero sí me he enterado de que el pregonero de las fiestas será Claro García. Una sorpresa, grata sorpresa. Tanto tiempo… Tenemos amigos comunes, hemos trabajado para las mismas empresas, pero hace mucho tiempo que no sé nada de él. Desde el Goya. Porque Claro García ganó un Goya. Es una de las pocas personas que ha conseguido convertir en profesión sus aficiones. Eso normalmente es a cuenta de muchos disgustos, pero también permite divertirte trabajando. Algo extraordinario.
El año pasado yo no quise hacer literatura, para huir de los pregones que recordaba, grandilocuentes, llenos de frases que se enroscaban por las columnas de la plaza Mayor y cuando ya la habían rodeado todavía no había llegado el final de la oración. Para eso hay que tener mucha sabiduría y enorme confianza en la resistencia del auditorio. Los periodistas escribimos en corto y rápido. Y las metáforas que nos permitimos tienen que ser de asimilación instantánea. Y a pleno sol, esperando las fiestas en una plaza, que hagan esbozar una sonrisa.
Claro García escribe imágenes, eso es un guión. Y es capaz de contar una historia en los 20 segundos de un anuncio de radio o televisión. Hará revivir, supongo, aquellas tardes en el cine Asturic y el Velasco. O cómo conoció los cómics en el puesto de tebeos de la plaza. O cómo comenzaron a llegar los nuevos aires a una ciudad que se creía a salvo de vaivenes, protegida por su historia y las murallas. Claro García nació extramuros, en San Andrés. Lo que veía al subir, bordeando la cerca, era el agujero de La Buraca.
A disfrutar de su pregón y de las fiestas.
Ángel M. Alonso Jarrín
@AngelM_ALONSO