Después de más de cuarenta años de profesor de Ciencia Política en la UCM creo que Ciudadanos representa algo nuevo, fresco y original en medio de la decadencia partitocrática y corrupta de nuestra democracia. Como independiente, preocupado exclusivamente por las ideas y los valores de la ciudadanía, creo que Ciudadanos puede ser el factor regenerador –comenzando por la base, es decir, la política municipal– para la consolidación (no la revolución) pendiente en la democracia española.
Ciudadanos no solo es un partido de jóvenes. Aunque hoy me considero un liberal de centro, en mis años mozos fui secretario de relaciones internacionales (con la importante colaboración de Javier Nart, uno de los fundadores de Ciudadanos y hoy eurodiputado) en el PSP de Tierno Galván. Como yo (modesta y simbólicamente el último de la lista de Ciudadanos en Astorga) muchos de mi generación apoyamos a Ciudadanos por su liberalismo y propuestas programáticas, por su sensatez, por sus ideas (más allá de las ideologías convencionales y caducas de izquierdas y derechas).
Por razones profesionales, de politólogo, he residido muchos años en Estados Unidos, como investigador, profesor visitante en diversos campus, y director del Colegio español en la Universidad de Harvard. Ciudadanos siempre me ha parecido la síntesis perfecta del sueño de Thomas Jefferson: lo mejor de los demócratas y de los republicanos, partidos arraigados en la sociedad civil frente al estatismo y la burocracia, con democracia interna que ha sabido conjurar los peligros de la partitocracia y su concomitante corrupción. Es el sueño que hoy compartimos los que apoyamos a Ciudadanos, y defendemos la libertad y el imperio de la ley.
Si en los años treinta el gran filósofo liberal español Ortega y Gasset propuso la meta de la “redención de las provincias”, hoy el objetivo inmediato es la redención de los municipios. El programa que presenta Juan Manuel Martínez Valdueza, ejemplar profesional y editor de gran sensibilidad en los ámbitos de la cultura y la educación, es el que representa mejor en Astorga esos ideales.
