He conocido a algunas personas valientes, pero tú, sin duda, las superas a todas; porque unías al valor, un ánimo alegre plagado de ironía, una inteligencia clara y una voluntad resuelta y esforzada.
Constructor de hogares y edificios, reparador de catedrales y palacios, pintor excelente, tú vida es un ejemplo de ciudadano insigne, de caballero ilustre e ilustrado, cuya dama- Corin- está hoy con tú partida, afligida y muy triste. Con ella y para ella y vuestros hijos, viviste una vida plena y alegre. Y ellos han sabido corresponderte siempre, pero especialmente en estos tiempos tan duros, tan difíciles.
No estaba cumplido tu tiempo Javier, por eso el dolor es mayor y más grande la sensación de injusticia. ¿Por qué se va tan pronto un hombre bueno, trabajador y honrado? Una persona que buscaba siempre la concordia y la solución a los problemas, amante de sus padres y hermanos, de sus primos, amigo de sus amigos.
Algunos aseguran que se van antes los mejores, pero eso, tampoco nos consuela.
Esta tarde después de que te has ido, he visto oscurecerse los rojos y ocres encima del Teleno y teñirse todos de un gris que se parece al llanto, porque saben que ya no está aquí el que podía arrebatar su belleza y dejarla-inmortal- en un hermoso cuadro. Pintor de obras rebosantes de calidez y poesía, amabas la pintura y sus contornos como se ama aquello a lo que no hemos podido dedicarnos, y soñabas con el tono añil o el bermellón exacto, para dar más luz a los paisajes.
Hay quien dice que la felicidad eterna es repetir una y otra vez aquellos momentos en que fuimos dichosos rodeados de quienes estuvieron aquella vez a nuestro lado, y me vienen a la memoria cenas con cantos y risas y el mirar arrobado de Corin que sonreía diciendo !pero Javier! ante algunas de tus bromas.
Hoy descansaras de tantas fatigas y a partir de mañana seguro que empiezas a elaborar los planos de templos luminosos y a diseñar palacios con estrellas y nubes donde repetir una u y otra vez, aquellos momentos de alegría que viviste y atesoras.
He mirado el cielo esta noche y he visto una estrella que no conocía, más grande y luminosa, situada justo encima de la catedral de esta ciudad- Astorga- a la que amaste y serviste con dedicación, conocimiento y empeño, desde una concejalía difícil y comprometida, primero, y después pensando siempre en cómo mejorarla y engrandecerla con edificios hermosos, o restaurando y rehabilitando sus mejores monumentos.
Desde allí, Javier, desde esa estrella, ayúdanos a no desviarnos del camino recto, sigue señalando como sin querer, con delicadez y tino, como aquí hacías, que hacer, como seguir adelante en la dura tarea de conquistar cada día la vida. Y disfrutarla…..El arte el de vivir alegre y sosegado que tú lograste siempre.
Victorina Alonso Fernández.