Las obras de artistas “clásicos” de León visitan la Casa Panero

La exposición versa de una pequeña selección de la pintura leonesa del siglo XX y se presenta un formato "muy sintético y sencillo"

La Concejalía de Cultura, en colaboración con la Diputación de León, a través del Instituto Leonés de Cultura, acercan hasta Astorga la exposición Lecturas de Clásicos que se podrá visitar en la Casa Panero del 5 al 20 de diciembre.

La exposición versa de una pequeña selección de la pintura leonesa de los clásicos del siglo XX y se presenta un formato “muy sintético y sencillo”, dada su mínima representatividad de artistas, tan sólo diez, y la reducida selección de obra, únicamente 19 pinturas. Por tanto, la muestra no se pretende presentar un panorama general del grupo que se podría denominar, de forma más simbólica que real, creadores clásicos del siglo XX de la pintura leonesa. Si no que pretende ser una aproximación escueta a algunas figuras que han sido protagonistas esenciales del devenir pictórico artístico de la provincia y en algunos casos en el ámbito nacional, protagonismo o significación que procede de un trabajo amplio en trayectoria y obra desde muy diversos y diferentes enfoques, perspectivas y planteamientos teóricos y plásticos, e incluso hasta contrapuestos, señalan desde el ayuntamiento de Astorga.

En este grupo de “clásicos” se debe exceptuar la figura señera desde una perspectiva nacional de Juan Manuel Díaz Caneja, pintor que no es leonés pero que su querencia, vinculación y amistad con Antonio Gamoneda, así lo hizo constatar y consolidar con su legado pictórico a la Diputación de León, conjunto de 60 piezas de las cuales se incorporan dos a la muestra que se exhibirá en la Casa Panero.

Texto de Luis García Martínez

Dentro de la exposición se plantean dos enfoques extremos y diferenciados que permiten mostrar, partiendo de este punto, un interesante transcurrir creativo y secuencial de diferentes posicionamientos que van desde la visión de un realismo radical hasta una abstracción plena. Así podemos iniciar este maravilloso viaje del tránsito por el tratamiento pictórico realista de Petra Hernández, basado fundamentalmente en una visión casi etnográfica del urbanismo del casco histórico artístico de la ciudad de León

Una reflexión y salvaguarda de la memoria histórica, como obra documental y reivindicativa de pulso firme e intenso, cuestiones que se pueden apreciar en la pieza “Caño Vadillo”, una visión de la naturaleza, con una pincelada suelta se puede observar en pintura “Paleras”.

La figuración expresionista y gesticular, de intensa potencia proteica, textural y cromática, que introduce en un territorio de tensiones y deformaciones de la figura hasta alcanzar una desconfiguración pictórica plena y que únicamente articula la figura humana a través del signo, se hace presente en la obra de Modesto llamas en “Difunto Tenor” y “Zozobras finales”, dos magníficas obras de una gran intensidad emocional que nos enfrentan al desgarro humano.

El territorio de la recuperación y la vuelta a un cierto orden, está representado por el intelectual vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y gran pintor Luis Sáenz de la Calzada. Amigo íntimo de Federico García Lorca y miembro de la Barraca. Las dos obras que incorporamos toman al hombre como protagonista, una característica fundamental de su trabajo. En este caso dos piezas que utilizan formalmente y conceptualmente una vertiente vinculada al surrealismo, un busto diseñado desde una articulación geométrica y constructiva que plantea precisamente ese sentido metafórico de la cabeza como elemento que se va configurando y construyendo con la formación intelectual. La otra pieza utiliza una referencia al mundo clásico en la configuración de la figura humana, introduciendo un espacio interior simbólico como metáfora de la unidad del hombre total y universal por medio de la contraposición entre el exterior e interior.

Juan Carlos Uriarte nos aproxima al mundo de la cultura y de la significación que tiene esta para el ser humano como herramienta representativa o expresiva, así hace presente por medio de una transfiguración dela figura del alquimista Paracelso y de Wenceslao Fernández Flórez. Su obra en este momento es un homenaje a todos escritores, investigadores, alquimistas que abrieron las puertas del futuro al hombre por medio de sus conocimientos, aunque en algunos casos les costase el sufrimiento, la marginación e incluso la vida. Obras de gran transcendencia, que rezuman una gran intensidad clásica en su composición y conformación plástica, que se acompaña de una gran austeridad cromática. Ramón villa está presente en la muestra con un homenaje sincero y sencillo a su padre, que tenía una serrería en la vega del Esla en la zona de Rueda, motivo por el cual la pieza que se incorpora en esta muestra se titula “La Sierra”. Composición generada a partir de la utilización de un elemento residual, explícito y concreto de las hojas de las sierras de cortar madera, una propuesta plástica a medio caballo entre la cita referencial al territorio y la abstracción por medio de la utilización del collage.

El paisaje sublimado, exaltado, con una intensa referencia romántica, al ser el símbolo espiritual de proyección del hombre en la naturaleza, se hace presente con dos obras magníficas de Herminia de Lucas, piezas que donó a la colección de la Diputación de León. Pinturas de construcción mínima y esencial, en las cuales el cromatismo intenso y la luz se convierten en protagonistas, dos espacios plásticos que nos recuerdan los paisajes de Rothko por su esencialidad expresiva.

La construcción negativa del paisaje a partir de la utilización del lienzo como punto de partida de la elaboración plástica, se hace evidente en las dos piezas de finales de la evolución creativa de Juan Manuel Díaz Caneja. Verdaderas explosiones de luz, en las cuales se desmaterializa la forma hasta alcanzar un máximo protagonismo elementos como la materia pictórica, el color o el gesto.Piezas de una gran belleza que generan un intenso sentido atmosférico envolvente, obras pertenecientes al “Legado Caneja”. Andrés Viloria, está incorporado a la muestra con dos obras cedidas por la familia y nos introducen en el territorio vinculado claramente al tratamiento matérico e informalista, puesto que propiamente no se puede decir que forme parte del grupo que se denominó “informalismo español”. En su obra la materia se hace protagonista y la pintura se construye en negativo por medio de la acción de gubias sobre el plano de la madera de aglomerada. Superficie rasgada, herida y desgastada, por gesticulantes formas primarias, que posteriormente sontratadas por aplicaciones pictóricas de cromatismoneutro que se matizan por medio de la acción de frotamiento.

Piezas arcaicas que rememoran impresionantes paisajes milenarios desde una visión aérea en picado. Por último, Gustavo Vega uno de los poetas visuales con mayor proyección internacional en estos momentos, aporta la simplificación máxima del grafismo, la referencia visual que genera imágenes por medio de la palabra, la palabra articulada estéticamente que genera pensamiento en un juego lúdico de construcciones metafóricas y poéticas de gran significación.

Una muestra de gran interés que aporta una visión sintética de algunos creadores “clásicos” leoneses.