Las consecuencias del 4M

Decía Borges que la política es una de las formas del tedio. Verdaderamente en las últimas semanas en Madrid se ha vivido algo así, justo precisamente como consecuencia de que los políticos pretendieran excitarnos con perversos –y amenazantes– juegos verbales. La respuesta la recibieron en las urnas. Cuando antes de las elecciones apuntábamos lo que estaba en juego anotamos el error del PSOE y Ciudadanos al intentar echar del tablero al PP con unas mociones de censura y, al revés, el doble éxito del equipo de Isabel Díaz Ayuso al conseguir personificar la resistencia ante Pedro Sánchez y el plante por las muchas veces incomprensibles restricciones contra el coronavirus. El neocasticismo tan criticado por la izquierda ha ganado.

Más errores

Llama mucho la atención que un partido manejado desde la misma Presidencia del Gobierno, con sus centenares de asesores e informes y regido por el más puro marketing político no tuviera idea de lo que estaba sucediendo. Incluso a pesar de utilizar el CIS para seguir haciendo encuestas hasta el mismo momento de votar. La profesora de Derecho Constitucional y vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, tuvo esta primera reacción: “Hay quien nos dijo que a veces el fascismo aparece con la bandera de la libertad. Con la libertad de quienes pensaron que la limpieza que debían hacer en Europa llevaba a asesinar en los campos de concentración”. No hace falta recordar que libertad era el eslogan de Ayuso. Y añadió: “Para un socialista es difícil hablar de cañas, de ex y de berberechos”.

En su auxilio, para que no quedara como la frase más necia tras el 4M, salió Juan Carlos Monedero. El profesor de Ciencia Política y fundador de Podemos declaró que “los que ganan 900 euros y votan a la derecha no me parecen Einstein. Cuando tienes una conciencia falsa de la realidad y votas a tus verdugos, te estás equivocando”.

Tras el batacazo el PSOE señaló como responsable del fracaso a su candidato, Ángel Gabilondo, que no es del partido y al que le rompieron la campaña varias veces con mensajes contradictorios o contraproducentes. Suponemos que tantos disgustos no tienen que ver con la arritmia por la que tuvo que ser hospitalizado. A continuación los socialistas intentaron cambiar la mirada hacia Andalucía convocando unas primarias para acabar definitivamente con su antigua líder –y enemiga de Sánchez– Susana Díaz. En el caso de Podemos, que ya no existe como partido nacional hace mucho tiempo, ahora tendrá que buscar cómo seguir adelante sin la persona que decide todo, Pablo Iglesias. Ciudadanos despeja el balón hacia una convención dentro de unos meses para intentar saber si sigue vivo o ya es imposible recuperar el cadáver. Los representantes de la ‘nueva política’ (UP y Cs) han durado menos que la crisis que les aupó, ahora que se cumplen diez años del 15M. Y una novísima política –Ayuso– amenaza con llevarse por delante a los actuales representantes de la vieja política, que por otra parte son casi unos recién llegados (Sánchez, Casado…), aupados con la moda de las primarias: un sistema ‘democratizador’ que ha dejado a los partidos en meros censos de afiliados.

¿De quién serán los votos dentro de dos años?

La ganadora demostró otra vez más tino. Reconoció que ha recibido muchos votos prestados. Sí, de Vox, de Ciudadanos y hasta del PSOE: ha habido unanimidad en todos los distritos y municipios de Madrid, excepto dos, en ponerla por delante de todos. Esta bien reconocerlo al día siguiente de las elecciones, el problema es que los políticos se olvidan de eso enseguida, mientras los electores lo recuerdan toda la legislatura. En este caso dos años.

Si la agenda estaba paralizada a la espera del desenlace de las elecciones en la Comunidad de Madrid ahora, todo, va a ser decidido en función de la nueva batalla política dibujada por los resultados del 4M, a pesar de la pandemia y de la obligación de administrar con mirada larga los fondos europeos. Pedro Sánchez buscará nuevos malabarismos para no dejar que el Partido Popular aproveche el factor Ayuso para recuperar la iniciativa política en estos meses fundamentales para la preparación del próximo ciclo electoral que comienza en 2023, si es que aguantan todos hasta entonces y nadie adelanta elecciones. Además tanto PSOE como PP necesitan una renovación casi completa. Los demás, más que eso. Y los independentistas catalanes todavía están discutiendo si forman gobierno o vuelven a las urnas. Otros dos años en danza dilucidando quien tiene la hegemonía y quien está en disposición de conseguir una mayoría estable.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO

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