La Junta Profomento de la Semana Santa, las Cofradías, Archicofradía y Hermandades Astorga rindieron homenaje este domingo a la Virgen de la Majestad, como es tradición en el mes de mayo.
La Catedral de la ciudad acogía desde las 12 horas la eucaristía, presidida por el deán del templo mayor Javier Gay, en la que se recordó que mayo es el mes de la Virgen y, por ello, toda la Semana Santa de Astorga, junto al Ayuntamiento de Astorga, se ponen a “las plantas de la Virgen de la Majestad” para dar gracias por los “frutos espirituales” de las celebraciones de la pasada Semana Santa.
Por su parte, Javier Gay ha recalcado el gozo que supone este mes dedicado a la Virgen y la alegría de contar, desde hace unos días, con un nuevo papa, León XIV, que “nos guíe por los caminos de Dios”.
Para finalizar la misa, se realizó la tradicional ofrenda floral y un representante de la Hermandad de la Santa Cena hizo lectura de una poesía dedicada a la Virgen. Este año, el encargado de escribir la poesía ha sido Alejandro García Nistal, editor de Astorga Digital.
Poesía a la Virgen de la Majestad
Virgen de la Majestad
Himno devoto a María en la Catedral de Astorga
En la cumbre del Teleno, donde el alma florece,
y el silencio del cielo en la piedra amanece,
se alza, en trono de gloria, de fe y eternidad,
la Señora del Reino: Nuestra Virgen de la Majestad.
En la SEO de Astorga, templo de la esperanza,
canta el mármol su salmo, y el vitral la alabanza;
los siglos se arrodillan al lado de la nave mayor,
y el incienso del alma perfuma su eterno fulgor.
Corona de oro puro, manto de rocío,
sobre el trono del Verbo, bajo el celeste brío,
tus ojos, madre santa, son faros que guían en la noche,
y tu luz es estrella que da al corazón derroche.
¡Oh Reina del Silencio, del Verbo y la Pasión!
Eres fuente y consuelo, dulzura y redención;
la ciudad bimilenaria, Astorga en su baluarte,
se sienta en tu regazo como niño a su madre.
En la piedra románica y el gótico encendido,
el pueblo te ha llamado, te ha amado, te ha seguido;
y tú, desde tu trono de madre y de verdad,
respondes con mirada de amor y potestad.
Tu imagen, dulce trono de sabiduría antigua,
habla al peregrino cuya alma tu mitigas.
Los ecos del Camino resuenan a tus pies,
pues todo caminante en Ti encuentra su bien.
Y en tu hermana doliente, Vírgen de los Dolores,
en mi parroquia de San Bartolomé,
llora el alma del mundo, mas halla en su quebranto
la mirada de Cristo reflejada en su llanto.
Astorga te venera con fervor secular,
bajo efemérides de gloria, de incienso y de altar;
procesiones que tiemblan en la tarde morada,
rosarios que en tus manos se tornan espada.
De Dolores y Majestad, dos rostros del misterio,
una madre que abraza la cruz y su hemisferio;
una reina en lo alto, y otra, redención,
una canta la gloria, la otra, perdón.
Desde el pórtico antiguo, al cimborrio estrellado,
tu nombre es letanía que no ha sido olvidado.
María, dulce estrella, Señora de Astorga,
en tu canto la historia, en tu fe, la memoria.
Oh, Rosa sin espinas, de majestad vestida,
concede a tu ciudad, por siempre, nueva vida.
Sé escudo en su noche, faro en su mañana,
y puente al que regrese la fe que no se hermana.
Madre del Hijo eterno, raíz de nuestro canto,
bendice a quien te implora con sincero quebranto.
Astorga se postra, bimilenaria flor,
ante ti, su Señora, su amparo, su honor.
Alejandro J. García Nistal