La piel muy fina, incluso para el humor

No sabría a qué echarle la culpa pero desde hace unos años vengo notando que todos tenemos la piel muy fina, para según qué cosas. Cada palabra pronunciada o escrita tiene que estar medida a la perfección para no herir sensibilidades. Y es complicado, ya no agradar a todo el público sino no ofender. Puede ser que la responsable sea Internet, las redes sociales o que nos estamos volviendo un poco idiotas, creyéndonos poseedores de la verdad absoluta y la ética más pura.

Hace unos días se hacía viral un sketch, según la RAE una “escena breve, normalmente cómica, que con otras de las mismas características se integra en un conjuntoteatral, cinematográfico o televisivo”, del programa de La Sexta ‘El Intermedio’. En él aparecía el humorista Dani Mateo sonándose los mocos con la bandera de España. No tardaron en proliferar en la Red insultos y vejaciones hacia el copresentador y hasta se puso en marcha una iniciativa para que los anunciantes retirasen su publicidad de la cadena, como ya pasó hace siete años con el programa de Telecinco ‘La Noria’ tras una entrevista a la madre de ‘El Cuco’, condenado por la desaparición y muerte de la sevillana Marta del Castillo.

Sin entrar en si la secuencia tenía más o menos gracia, no deja de sorprenderme que la sociedad se jacte o condene este tipo de bromas sobre temas con los que nos dejamos azuzar cada día. Estamos polarizados en nacionalistas y separatistas, probandera y antisímbolos del Estado, españoles y catalanes, y mil comparaciones absurdas más llegando al extremo de cuestionar lo que es o no aceptable como humor, cuando en televisión y en el resto de medios se cuelan auténticas barbaridades sin que nadie se sobresalte.

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