El Coro Tomás Luis de Victoria de la Universidad Pontificia de Salamanca llenó este sábado por la noche con sus voces la Catedral de Astorga. Con motivo del 550º aniversario de la SEO asturicense, la formación musical inauguró los conciertos que durante este trimestre conmemorarán la efeméride del templo mayor de la Diócesis de Astorga. Más de un centenar de personas acudieron este sábado a la cita musical con las voces de un coro cuyo último concierto antes de la pandemia fue, precisamente, en la Diócesis de Astorga y que regresaron para dar su primer concierto fuera de Salamanca en la Catedral astorgana.
Acompañados por el público astorgano, miembros de la curia diocesana y el deán-presidente del Cabildo Catedralicio, Javier Gay Alcaín, los cantantes frecieron este sábado un variado repertorio de música que hicieron las delicias de los asistentes. Creado en 1973 como iniciativa de un grupo de estudiantes de la Universidad Pontificia, han ofrecido conciertos por todo el territorio español y en numerosos países europeos. Este sábado, bajo la dirección de Francisco José Udaondo Puerto, el programa comenzó con Signum, de Tielman Susato, y Si habrá en este baldrés, de Juan del Enzina.
A continuación, la formación musical interpretó cinco canciones de Ramillete de cantos charros, de Hilario Goyenecha, que recoge canciones charras que hablan de la vida cotidiana de las personas. Posteriormente interpretaron cuatro canciones de Música popular salmantina, de Bernardo García Bernalt, una antología de las obras del músico que toman la música tradicional salmantina como eje de referencia. El concierto coral finalizó con la interpretación de Rosa amarela, de Heitor Villalobos, y Wangolo, arreglada por Ruth Morris Gray.
El próximo concierto será a cargo del organista de la Catedral, Nicolás Alonso Vidal, quien estará el 20 de noviembre a las 20:00 horas, con motivo de la proximidad a la celebración de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Durante el concierto, presentará obras del Manuscrito de Astorga, un documento único puesto que antiguamente los organistas no dejaban escritas partituras ni música, lo que hacen de este manuscrito algo inaudito y que hacen de él un documento especial.
