El consejero de Empleo, Carlos Fernández Carriedo, criticó este jueves la “absoluta deslealtad” de la multinacional Vestas al anunciar el cierre de su factoría en el polígono de Villadangos del Páramo y exigió a los responsables de la compañía una “interlocución directa” con responsables capaces de presentar una “propuesta de futuro para la planta de León”. En ese caso, el consejero, que participó en la asamblea anual de la asociación de sociedades laborales de Castilla y León en el hotel Infantas de León, garantizó el apoyo de las administraciones y la colaboración de los trabajadores.
En esa línea, Fernández Carriedo exigió a la empresa una reunión “al máximo nivel, cuanto antes y con personas capaces de tomar las decisiones”. También pidió que no se den pasos en relación al ERE de extinción anunciado por la compañía y recalcó que la empresa podría seguir disfrutando del apoyo de las administraciones públicas. “Seguirían teniendo ayuda para seguir realizando inversiones, pero hace falta un plan industrial que podamos apoyar”, remarcó.
En el mismo sentido, hizo un llamamiento a la empresa para que reconsidere su decisión y consideró que “no se puede romper con una decisión unilateral tomada a miles de kilómetros de distancia”. Al respecto, valoró la “coordinación desde el minuto cero” entre Gobierno y Junta para encontrar una solución al conflicto. “Nos van a tener en frente, más allá de colores políticos, exigiendo una solución”, aseguró.
Por último, Fernández Carriedo confió en que el Parlamento Europeo “tome nota de la actuación de estas empresas”. “Europa tiene mucho que decir”, afrimó el consejero, que criticó que la empresa sólo piensa en los beneficios a muy corto plazo y no tiene interés en las personas ni en el territorio”. “No entendemos la economía sin el corazón”, remarcó el responsable de Empleo de la Junta, que calificó el cierre definitivo de la planta de “decisión injusta y contraria a los principios europeos”.
Asamblea de las sociedades laborales
Fernández Carriedo fue el invitado de honor en el acto de clausura de la asamblea anual de la asociación de sociedades laborales de Castilla y León, que agrupa a más de 1.600 empresas y da empleo a más de 5.200 personas. “Son una fuente de creación de empleo y riqueza que ha disfrutado de un crecimiento importante en los últimos años”, remarcó el consejero.
En esa línea, destacó que las 4.000 empresas de la economía social que funcionan en la Comunidad emplean a más de 30.000 trabajadores y producen un valor superior a los 4.000 millones de euros. Además, remarcó que estas compañías tienen un “mayor compromiso con el territorio debido a su vinculación a recursos y actividades no deslocalizables”. “Son empleos de mucha calidad, donde lo fundamental es el factor humano y los trabajadores son protagonistas en la toma de decisiones”, concluyó.
Situación de los trabajadores
Los trabajadores de la factoría de la multinacional Vestas en Villadangos del Páramo confían su “único hilo de esperanza” a las gestiones puestas en marcha tanto por la Junta como por el Gobierno de España para evitar el cierre de la planta y la desaparición de los empleos. “Esperemos que dé sus frutos”, aseguró el secretario general de Fica-UGT en la provincia, Francisco Romero, que confió en que la “presión en común” que puedan ejercer las dos administraciones consiga “revertir la situación y que la empresa pueda continuar”.
En esa línea, Romero avanzó que la eventual solución tendrá que producirse gracias a un acuerdo “a nivel de la compañía en Dinamarca y el Gobierno de España”. Esas negociaciones, además, están “pendientes de los plazos del expediente de extinción” que la compañía tendrá que presentar a la representación de los trabajadores en los próximos días. “Nuestra prioridad es que Vestas continúe su actividad en Villadangos con los puestos de trabajo, no vemos otra posibilidad alternativa”, aseguró el dirigente sindical, que recordó que la planta “ha sido modelo durante mucho tiempo” y lamentó que su cierre supondrá “un palo muy fuerte para la provincia”.
Tercer día de acampada
Frente a las instalaciones de la factoría, la acampada que mantienen los trabajadores cumplió este jueves su segunda noche y, según avanzan los días, la rabia que siguió a la comunicación definitiva del cierre de la factoría deja paso a “un grado de indignación muy alto, pero no de sorpresa”. Romero recordó que los empleados llevaban dos meses en huelga ante los “indicios” de que la decisión del cierre “estaba tomada desde hace mucho tiempo”. “No nos contaban la verdad”, lamentó.
Desde el lunes, un grupo de trabajadores hace guardia a las puertas de la fábrica y mantiene durante las 24 horas del día su presencia ante las instalaciones. “Somos conscientes de que la empresa tiene una cuantía económica importante dentro de las naves y que querrá llevarse todo lo que tienen ahí, pero si no quieren contar con los trabajadores, que dejen lo que tengan aquí”, remarcó el líder sindical, que recordó que la empresa ha recibido durante estos años “cuantiosas ayudas de todos nosotros”. “Estamos en la obligación de defender lo que hemos pagado e intentaremos que no entre ni salga nada de allí”, concluyó.