La Banda Municipal de Música de Astorga ofrecerá este domingo a las 20 horas, junto a la Banda de Música Ciudad de Oviedo, un concierto en el Auditorio Ciudad de León, enmarcado dentro del 37 Festival de Música Española de León, que se desarrolla hasta el 1 de octubre.
La Banda Municipal de Astorga presenta un interesante programa centrado en la recuperación músicas de varios
compositores y directores de banda nacidos o vinculados a la capital maragata. Es el caso del pasodoble de concierto Mantoncillo de flores con el que se abre la velada musical, escrito por Joaquín Celada Alonso (1923-2000), un músico astorgano que ocupó la dirección de la Banda Municipal de Música de La Bañeza en los años 60 del pasado siglo.
Evelio Alonso Fernández (1930-2010) nació en un pequeño pueblo zamorano y a los 3 años se trasladó a Astorga donde inició su formación musical. Más tarde cursó estudios en los conservatorios de León, Vitoria y Madrid. Durante 30 años (1965-1995) fue director de la Banda de Música de Daimiel e impulsor de la incorporación de las mujeres a dicha agrupación. Entre las obras musicales que escribió se encuentra el pasodoble Clavileño, compuesto en 1968 en honor al diestro
local daimieleño Antonio Alegre Mora “El Clavileño”.
Evaristo Fernández Blanco (Astorga, 1902-Madrid, 1993) es uno de los compositores españoles más relevantes de la. Generación de la República. Se forma inicialmente con Manuel Ansola y Marcelino González, maestros de capilla de la catedral de Astorga. En 1917 se traslada a Madrid, donde estudia con Tomás Bretón y Conrado del Campo, logrando en 1921 el Primer Premio de Composición del Conservatorio. Obtiene una beca de la SGAE que le permite trasladarse a Alemania y re- cibir los consejos de Frank Schreker, director y profesor de la Escuela Superior de Música de Berlín, a quien le muestra sus obras y especialmente su poema sinfónico “Exaltación”, muy elogiado por el maestro alemán.
En 1923 regresa a Madrid, vinculándose a la Generación de la República como pianista del Sexteto Unión Radio. Comienza
entonces el período más fructífero de su carrera compositiva, que se trunca de manera abrupta tras la Guerra Civil. Debido a sus labores sindicales y de gestión musical durante la Segunda República, terminada la guerra tuvo que esconderse casi dos
años en Viascón (Pontevedra). Allí escribió una de sus mejores obras, la Obertura dramática, que permaneció oculta durante décadas hasta su estreno en 1983. De 1950 a 1971 se dedica a tocar en cafés, hoteles y teatros, como maestro concertador en compañías de zarzuela y de revista, viajando por América.
A partir de 1978, gracias al musicólogo Miguel Alonso, vuelve a programarse su música. En 1982 termina su última obra importante, Suite de danzas antiguas para orquesta por encargo de RNE. Y en 1983 se estrena por fin su Obertura dramática
en el Teatro Real, interpretada por la Orquesta de RTVE dirigida por Enrique García Asensio. En 1986 el Ayuntamiento de
Astorga le rinde homenaje y su música vuelve a sonar en diferentes festivales y auditorios.
Evaristo muere en Madrid en 1993 y vuelve a caer en el olvido. A raíz del centenario de su nacimiento (2002) se inicia de nuevo su recuperación gracias al Festival de Música Española de León y a la implicación de personalidades entre las que destacan José Luis Temes (quien grabó toda su obra sinfónica), José Antonio Carro Celada (que publicó un libro de conversaciones
con el compositor), Daniel Gutiérrez Sanz (autor del primer ca tálogo de su obra) o Julia Martínez-Lombó (autora de la tesis
doctoral), entre otros intérpretes y musicólogos que han mostrado interés por su figura.
Su música aúna gran variedad de estilos, que nos dan una idea de las tendencias musicales de todo el siglo XX en nuestro país.
Además de su orientación germánica, fruto de la influencia de su maestro Conrado del Campo y de su estancia en Berlín,
destaca el estilo romántico de sus primeras obras, el nacionalismo de corte regionalista y popular en otras, la música “de café” o “de consumo” y las influencias del jazz, el neoclasicismo e incluso el impresionismo. Pero sin duda, destaca por ser el primer compositor (incluso antes que Roberto Gerhard) en abrir las puertas al atonalismo y al serialismo en nuestro país, asumiendo las formas de expresión más vanguardistas del momento. El pasodoble España fue escrito originalmente para piano en 1922. En 1926 realizó una versión para orquestina de baile y en 1930, para banda, versión grabada por Odeón.
El músico astorgano Ángel Julián Rubio (1882-1952) es conocido por haber puesto en marcha una de las tres únicas imprentas de partituras que había en España en 1922. Inició sus estudios musicales de solfeo, piano y armonía con Venancio Blanco, maestro de capilla de la Catedral de Astorga, donde también ejerció como contrabajista. Dirigió
el Orfeón de Mieres, la Banda de Benavides y la de Vega de Ribadeo. Realizó una importante labor docente tanto en la propia Banda de Astorga, que dirigió de forma accidental en torno a los años 20, como en el Hospicio o en el Centro Instructivo de la ciudad. Como compositor, escribió tres zarzuelas, pequeños divertimentos que, a modo de sainetes musicales se mostraban en los teatros de la efervescente Astorga de los años 20, y varias piezas para orquesta y banda, entre ellas la Fantasía de concierto ‘Mosaico español’, cuyas partituras tiene depositadas la banda municipal.
La zarzuela La leyenda del beso cuenta con libreto de Enrique Reoyo, José Silva Aramburu y Antonio Paso, y música de Reveriano Soutullo (1880-1932) y Juan Vert (1890- 1931), autores también de El último romántico o La del Soto del Parral. Se trata de una zarzuela de gran calidad musical e intenso lirismo y, por su estilo, muy cercana a la opereta. Se estrenó el 18 de enero de 1924 en el Teatro Apolo y uno de sus pasajes más destacados es el conocido Intermedio orquestal. La acción discurre en un castillo señorial en tierras castellanas en la época en la que se compuso. Mario celebra su despedida de soltero pues pronto va a casarse, aunque es un matrimonio impuesto por su familia. Se acercan unos gitanos y piden permiso para acampar en las tierras del castillo. Entre ellos des-
cubre a Amapola, pero sobre la joven pesa una maldición: aquel que la bese, morirá de amor.
Sebastián Méndez Nogales (1905-1949), extremeño de nacimiento, fue director de la Banda de Astorga entre 1929 y
1948. Compuso innumerables obras musicales en su estancia en Astorga, como el Homenaje a Beethoven que la Banda Municipal de Astorga interpreta cada Semana Santa, o la Estampa leonesa, sobre un tema popular del páramo, obra publicada por la Unión Musical Española en 1945.