Fran Martínez Álvarez
Ante estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir, en un intento de crear un ambiente de tranquilidad y sosiego, se hace necesario navegar por las páginas de la historia para ver que “cualquiera tiempo pasado” no siempre fue mejor; y “como decía aquel”: de todos los tiempos pasados, futuros o presentes, sin lugar a dudas, me quedo con el presente.
Ciertamente, desde que el ser humano apareciera sobre la faz de la tierra ha estado expuesto a infinidad de enemigos con los que ha tenido que luchar por su supervivencia, lograda la mayoría de las veces con la ayuda de sus semejantes.
Incontables han sido los enemigos, desde las plagas de Egipto hasta pestes y pandemias con nombres bien conocidos como tuberculosis, viruela, tifus, cólera y otros muchos que pasaron sin conocerse su nombre ni explicaciones posibles que no fueran merecidos castigos divinos.
En el año de 1348 sobrevino la terrible peste universal que arrasó toda Europa, parte de Asia y nuestra España, que padeció lo infinito, tanto, que se decía que no había habido noticia semejante después del diluvio universal.
Son muchos los documentos que justifican los avatares sufridos a lo largo del tiempo en el mundo entero; en España y, más en concreto en las tierras leonesas de la alta Cepeda pertenecientes al Ayuntamiento de Quintana del Castillo -compartido algún tiempo con Sueros de Cepeda-, se tiene constancia de varias epidemias y pestes que diezmaron estas poblaciones, llegando a desaparecer algunas como Escorias, San Pedro, Morrioncillo y San Cil, donde tan solo sobrevivieron dos mujeres para contarlo, encontrando generosa acogida en el pueblo de Quintana.

En los pueblos de Riofrío y La Veguellina, se han recogido documentos referidos a un lejano mes de agosto de 1600 en los que el corregidor de Astorga, don Antonio González, ordenaba y mandaba a diferentes pueblos y lugares que: ante el contagio que se padecía en diferentes lugares y no encontrando remedio ni manera humana de atajarlo, se hacía necesario acudir a la providencia divina, obligando a votar la festividad de san Roque. Desde entonces las imágenes de san Roque de Riofrío y de La Veguellina han sido procesionadas cada año implorando protección:
Librainos de peste y males
Roque Santo y peregrino
pues medico eres divino
con prodigiosas señales
librainos de peste y males.

Ya mas próximos a nuestros días, existen varios legajos notariales, libros parroquiales y tradiciones orales que dan fe del tan renombrado como temido “mal de moda” que se cebó en varias poblaciones cepedanas, saturando por completo sus camposantos, donde “ ya no quedaba un solo palmo de tierra, libre de restos humanos, donde colocar otro cadáver”.
Decían nuestros antepasados “que no había abril que no fuera vil”; y nadie pone en duda las veces que lo repetirían aquel fatídico 6 de abril de 1862 ,cuando se reunieron de urgencia las dos corporaciones de Quintana y Sueros en la casa común que tenían en el pueblo de Quintana del Castillo manifestando que el distrito de Quintana se hallaba invadido de una terrible fiebre maligna y contagiosa, y que era preciso acordar el modo de cortar el mal, evitando que se propagara, atendiendo a los enfermos y socorriendo a los necesitados.

En consecuencia las dos corporaciones acordaron que en cada pueblo del distrito se formara una junta, formada por el alcalde pedáneo, presidente, el señor cura párroco, el facultativo de cirugía y dos de los mayores contribuyentes del mismo para que formaran una lista de personas contagiadas, si tuvieran persona que los asistiera y medios para subsistir. En caso de no tener por ser pobres, se debería hacer un reparto entre las personas y los más acomodados del pueblo para el socorro, la asistencia al enfermo y para proporcionarle los medios necesarios hasta su curación.
De igual modo, se prohibía a los enfermos y a los que hubieran estado enfermos salir a la calle y entrar en la Iglesia. También se prohibía almacenar basuras y detener aguas, ni en la calle ni en estanque; y para que todo se cumpliera, se encargaba al presidente para imponer las multas y correctivos necesarios por ser bien de la humanidad
Ciertamente tuvieron que ser días bien amargos para aquellos moradores en estas apartadas tierras del olvido; a ellas acudió con prontitud la primavera florida, pero ni las más intensas fragancias de los tomillos, romeros, cantuesos ni retamas tuvieron poder para aliviar las penas de aquellas afligidas gentes que ya no tenían fuerzas ni lágrimas en sus ojos para llorar y despedir como se merecían a sus seres más queridos.
Pasó todo el mes de abril
y se acabó el mes de mayo
pronto llegó San Juanico
con días y noches amargos.
Seguía el centeno en las tierras
y la hierba por los prados
y las gentes preparando
sus mortajas y sudarios.
Ante tal desolador escenario, fue el 22 de junio del mismo año, cuando se reunió de urgencia la corporación de Quintana junto con su afamado y sobresaliente facultativo de cirugía, Don Pedro Nuebo, el cual manifestó que no era posible extinguir el contagio si no se tomaban otras precauciones y disposiciones más severas. Y propuso como medidas, lo siguiente:

- Que siendo muchos los enfermos pobres y otros que no lo eran, deberían proporcionarles a cada uno, cuatro jergones y ocho sábanas, ya que muchos se veían en el compromiso de pasar el contagio en la misma cama sin posibilidad de poder mudarla.
- Que debían proporcionarse saunarios aromáticos para rociar las habitaciones con vinagre, así como los medios más urgentes para su necesidad, como azúcar, arroz, mostaza y otros de primera necesidad.
- Que los cadáveres fueran conducidos envueltos desde donde fallecieran al cementerio, e igualmente sepultados, solamente por personas que se designaran.
- Que todos los templos se refrescaran con frecuencia con vinagre y pusieran sobre la lumbre incienso y que las ventanas estuvieran siempre abiertas
Hay que reconocer que llaman la atención tan ejemplares disposiciones de las cuales aún se pueden aprender lecciones a día de hoy. A la vez, también cabe señalar lo mucho que tuvieron y tenemos que agradecer los lugareños de este municipio a tan insigne y benefactor médico, pero también a aquella humanitaria corporación y al célebre y renombrado escribano y notario de Quintana, don Cayetano Bardón, pues gracias a sus legajos podemos ahora instruirnos con tan interesantes noticias, que nos reflejan también el fin de aquel infierno tan solo un mes más tarde, el 25 de julio, coincidiendo con la festividad del patrón Santiago, cuando en la iglesia de Palaciosmil se celebraba una solemne misa y Te Deum, en acción de gracias por haberse extinguido el contagio.
Grande fue el júbilo en todos los pueblos, expresado con lágrimas de alegría y aclamado con incesantes volteos de campanas. Estas han seguido anunciando glorias, aunque también penas y, ahora, después de 158 largos años, “como si quisiera repetirse la historia”, permanecen en absoluto silencio.
La primavera florida ha vuelto para perfumar y esterilizar nuestros campos, pero un nuevo enemigo, amenaza con contaminar y sembrar de amargura estas indefensas tierras cepedanas.
San Bartolo y Cueto Oliva, el Tesón y Pozo Fierro, permanecen vigilantes como almenas de una gran muralla protectora y siguen proyectando aire limpio y purificador. De sus profundos manantiales sigue brotando agua fresca y cristalina. Y sus generosas gentes permanecen como antaño, dispuestas en todo momento a prestar ayuda y defender su mayor tesoro “que no es otro” que sus queridos mayores, aunque solo sea con unas simples palabras de consuelo de que “la tormenta pasará y por larga que esta sea, de nuevo el sol brillará”.
Aunque también habrá alguna señora mayor “pero bien vivaracha” que muy agradecida, también tenga una sutil contestación como esta:
Se agradecen los consejos
pero ¡los que van marchando!
¿Qué sol brillará sobre ellos?
Un abrazo a sus familias
que les sirva de consuelo.

Esta bien saber lo que en otro tiempo a pasado. Eso significa que lo actual aún no es tan mal o y qué cada uno puede hacer algo para aliviarlo
Me resulta gratificante ver, que se ha comprendido el mensaje que he querido transmitir en esta historia.
Un saludo
Agradezco muchísimo este texto por varias razones, la principal porque desde mi encierro, ha sido una delicia leer este artículo con un léxico rico, preciso y fresco. Cómo oriunda de Riofrio, he vuelto a sentir todas las sensaciones que conservo de mi niñez. Mil gracias.
Me alegro mucho que este reportaje haya servido para hacer más llevadero este encierro.
Dos mil gracias.
Gracias, Fran, por el relato.
Es un excelente artículo; bien documentado y muy bien expuesto.
Un bonito trabajo, basado en muchos datos históricos, que nos lleva a los días difíciles de aquella terrible epidemia.
La Historia se repite. Y, desgraciadamente, estamos sufriendo otra pandemia muy dura.
Gracias por el artículo. Y mucho ánimo a todos.
Gracias a tí por tu emotivo comentario.
Ánimo para todos.
Un abrazo
Gracias, Fran. Te felicito.
Has recuperado de la Historia, de nuestra Historia, tantos episodios penosos que vivieron nuestros antepasados en aquella terrible epidemia.
Tu relato encierra un bonito mensaje, de fortaleza y confianza, en estos momentos tan duros que estamos sufriendo.
Gracias.
Me emociona ver que te ha gustado el artículo y, lo más importante: Que hayas entendido el MENSAJE .
Muchísimas gracias a ti.
Un abrazo.
Me emociona que te gustara mi artículo pero Lo más importante: Que entendieras el MENSAJE.
Muchas gracias a ti …….Un abrazo.
¡Enhorabuena Fran por tu artículo! Me ha encantado conocer esa historia tan cercana a nuestra tierra y me ha emocionado saber cómo nuestros nuestros parientes pasados vivieron lo mismo que estamos viviendo nosotros… y cómo lo superaron. Mucho ánimo y un abrazo muy fuerte!
Me alegro que te haya emocionado la historia tan real que vivieron nuestros antepasados.
Gracias por tu comentario. Un abrazo.