Hasta siempre, don Juan Antonio

Todavía recuerdo la primera vez que conocí al obispo de Astorga, lo único que sabía de él es que era asturiano, como yo. Llegó a la rueda de prensa con una sonrisa y esa mirada cálida tan característica en sus ojos claros. Desde entonces fueron varias las convocatorias a las que acudí sin falta y siempre nos recibió de la mejor de las maneras, incluso cuando el tema a tratar no era de buen gusto ni para él ni para las «plumillas» de Astorga que muchas veces no sabíamos cómo abordar los temas más peliagudos.

Estos días he escuchado muchas descripciones de Juan Antonio Menéndez. A mí me quedan los recuerdos. Los recuerdos del primer obispo que he conocido en mi vida y el primer obispo al que he tenido que asisitir a su funeral. Ayer la Catedral lloró la muerte de monseñor Menéndez, también lo hice yo. Recordé las invitaciones a desayunar en el obispado con motivo del patrón de los periodistas, desayunos informativos en los que nos dejaba preguntarle sobre cualquier tema que nosotras quisiéramos.

Siempre éramos nosotras las que hacíamos las fotos, no solemos salir nosotras en ellas, pero gracias a la insistencia de Tista, en una ocasión las periodistas también nos sacamos una foto con el obispo Juan Antonio Menéndez. Así todas tenemos el recuerdo del último desayuno informativo que monseñor Juan Antonio compartió con la prensa astorgana. Con el permiso de mis compis (y si ellas no quieren, retiraré esta foto), la dejo aquí, para la posteridad y porque ninguna de nosotras queremos ser las protagonistas, pero don Juan Antonio nos hacía sentir importantes, especialmente cuando se le llenaba la sala de prensa de medios de comunicación y él, pausadamente, se acercaba para saludarnos personalmente a cada una de nosotras.

Astorga ha perdido un obispo que sabía escuchar a la Diócesis y un obispo que tuvo que lidiar con la pérdida de población, no solo en aquellas parroquias que apenas cuentan con una decena de feligreses, sino también con la pérdida de sacerdotes que afecta al extenso territorio de la Diócesis de Astorga. Ahora quedan los proyectos que en el poco tiempo de su mandato puso en marcha. Sin duda su legado seguirá viéndose en el funcionamiento religioso de las comarcas astorganas, bercianas, zamoranas y orensanas. Un obispo que llevó a la Diócesis al siglo XXI. Hasta siempre, don Juan Antonio.

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