La precesión nodal de la Luna ha hecho que la pasada noche se alce a menor altura de lo habitual, un ciclo que no volverá hasta dentro de 19 años (2043). Este fenómeno se denomina Luna de Fresa y se ha podido apreciar en la comarca de La Cepeda.
A pesar de lo que sugiere su nombre, esta luna no debe su denominación a un color rosado ni a una relación directa con la fruta. En realidad, el término Luna de Fresa tiene raíces ancestrales: fueron las tribus nativas americanas del noreste de Estados Unidos quienes la bautizaron así, ya que su aparición coincidía con la temporada de recolección de fresas silvestres. Con el paso del tiempo, este nombre poético se ha mantenido y se ha convertido en uno de los más populares del calendario lunar.
Un fenómeno con matices dorados y mucho simbolismo
Aunque su color no cambia de forma extraordinaria, la Luna de Fresa puede presentar tonalidades doradas o anaranjadas, especialmente durante su salida o puesta, cuando se encuentra cerca del horizonte. Esta apariencia se debe a la forma en que la atmósfera terrestre filtra la luz, creando un efecto visual que intensifica su belleza.
Más allá de lo estético, esta luna coincide con un momento clave del calendario astronómico: es la luna llena más cercana al solsticio de verano, que tendrá lugar pocos días después. Por eso, su aparición es interpretada por muchas culturas como una señal de transición hacia una nueva estación, llena de luz y vida.
Fotografías de Peio García


