Don Sabino Ordás, a lo largo de sus muchos años, nos ha dejado páginas de una lucidez absoluta fruto de sus experiencias dentro y fuera de España. Nadie como él ha sabido penetrar en el pasado, la cultura, la historia y la identidad leonesas y a la vez anticipar el futuro de la Región. Su aviso a navegantes y su llamada a la reflexión de todos los leoneses quedó patente en 1994, en su prólogo a Los caminos del Esla, obra de Juan Pedro Aparicio y José María Merino:
“en León se hunde la minería y la ganadería y el crecimiento económico ha venido a resultar el más bajo de la Comunidad en que administrativamente se encuadra, junto con las provincias de Zamora y Salamanca.
Los sombríos nubarrones que Aparicio y Merino barruntaron en su lejano viaje han resultado ciertos. Pero, como no hay mal que por bien no venga, quizá esto, tan digno de pesar, al obligar a un serio ejercicio de reflexión, pueda ayudar al replanteamiento del futuro, ya que nada es para siempre y menos en una materia tan proteica y escurridiza como la política. Ningún obstáculo tiene León frente a sí que no pueda ser salvado, reformado o modificado. León será lo que quieran los ciudadanos leoneses, y a las nuevas y futuras promociones corresponde decidirlo si antes no consigue triunfar la definitiva esterilización, por esos designios que quieren impedir que sobreviva nuestra personalidad o identidad o como se quiera llamar.”
Para Sabino Ordás, firme defensor de la democracia, de la voluntad popular, buen conocedor de la escurridiza política, el futuro de León y de la Región Leonesa está en manos de los ciudadanos leoneses, y ninguna barrera podrá impedirles abortar la esterilización de su porvenir y la anulación de su personalidad e identidad cultural.
¿Escucharán los leoneses en toda la geografía de la Región la voz de Sabino Ordás? ¿Actuarán en consecuencia? Confiemos en que no hagan oídos sordos a sus llamadas de atención y a sus esfuerzos por mostrar a todos los leoneses su historia y sus señas de identidad.
Miguel Ángel Diego Núñez