El zapaterismo goza de buena salud

Los dos grandes partidos políticos, los del  bipartidismo imperfecto, PP y PSOE, han cerrado, al fin, sus listas al Congreso de los Diputados para las elecciones generales del 28 de abril. Sí, ha habido pulso, pero al final el resultado se ha vendido con disciplina y hasta con alegría. Todos han ganado, aunque la alegría va por barrios y habrá, como diría la andaluza Susana Díaz, quien tome nota. Sí, es conveniente no olvidar. Y si no que se lo digan a Ibán García del Blanco.

Nunca entenderé los odios sarracenos, las venganzas frías diferidas en el tiempo ni las visceralidades  territoriales en base a viejas disputas por lindes ideológicas. En el PSOE se impuso Cendón, secretario provincial, como cabeza de lista al Congreso. Nada que objetar, es un excelente candidato y, además, respaldado por las bases, según el escrutinio de las primarias. Pero lo más importante es que Cendón, como la película del último Mohicano, en este caso es el último zapaterista. Al menos el más joven. En León se ha dilucidado una soterrada batalla entre zapateristas y sanchistas. Una especie de segunda vuelta de las primarias a la Secretaría Provincial. Y volvió a ganar Cendón con el claro apoyo del viejo aparato del zapaterismo.

Pedro Sánchez podría haber hecho valer su decisión de apostar por Ibán García del Blanco, quien tiene fama de intrigante, pero que, sin duda, es un político de éxito y, sobre todo, de los pocos leales y fieles a Sánchez en su dura travesía del desierto. Pero Sánchez no aceptó el pulso que le tendía Zapatero en su tierra natal. Y cedió. Renunció al privilegio que los Estatutos le confieren al secretario general del PSOE. Bastante tenía con cerrar el conflicto en Andalucía como para abrir otro en León, provincia imprescindible para ganar en Castilla y León, pero no para abrir un segundo frente interno en el partido.

Y, además, García del Blanco, excelente jugador de ajedrez, sale ganando en lo personal. Un escaño en el Parlamento Europeo es una plataforma política de primera categoría, un trampolín para su proyección y formación política. Europa es clave desde hace años para el futuro económico de provincias tan necesitadas de ayuda como León. Estaría bien que ese pulso soterrado Cendón-García del Blanco se trasladase ahora al terreno de los logros a favor del interés general de la provincia.

La otra lista en la que sí ha habido sorpresa es en la del PP. A Carmen González Guinda, actual diputada y alcaldesa de Garrafe de Torío, no se le conoce peso específico en su partido, ni influencia de ningún tipo, ni trayectoria destacable. Un misterio. El anterior cabeza de lista, Eduardo Fernández, sin duda el más listo de todos, deja el escaño sin guerrear. Él, el más mañuequista de todos entre sus compañeros leoneses –con permiso de Luis Aznar, claro-, estará llamado a puestos relevantes en Castilla y León, suponiendo que Mañueco gane unas elecciones que las tiene muy complicadas, ya que desde Ciudadanos se avisa que están por el cambio y que ha llegado la hora de que en Castilla y León  se pase página al modelo de gobierno de un PP totalmente desgastado y obsoleto. Como en Andalucía, pero al revés.

Y hablando de Ciudadanos, el concejal Justo Fernández asciende a la cabeza de lista de su partido al Congreso de los Ciudadanos. Da igual. El 28M es para Ciudadanos un plebiscito personal a la figura y a la política personalista de Rivera. Lo demás son sólo adornos, meros abalorios.

 

 

 

 

 

 

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