Dulces tentaciones: de la tradición a la innovación

Luis Martínez heredó de su padre y de su abuelo la pasión por los productos de panadería, hoy regenta la Panadería Ángel de Benavides de Órbigo
Luis Martínez regenta la Panadería Ángel en Benavides de Órbigo. / DA

El abuelo Quintiliano llegó desde el pantano de Luna a Benavides de Órbigo en el año 1953. De profesión panadero, abrió una pequeña tienda en la localidad ribereña y le pasó el testigo a su hijo. Ahora es el turno de Luis. Luis Martínez cogió las riendas de la Panadería Ángel hace 16 años, «aunque extraoficialmente empecé a trabajar hace 37 años», recuerda el profesional de 37 años. «Me gustaba venir a jugar de pequeño con la harina y al final acabé siguiendo la tradición familiar».

Nada más entrar por la puerta, los atractivos olores despiertan la imaginación: palmeras, bizcochos, bombones, pastas y otras delicias inundan la tienda. Comenzó como una panadería y ahora ha diversificado los productos que se ofrecen en la tienda. «Antes solo se hacía pan y me resultaba en cierto modo monótono. Ahora hago cosas muy variadas, no hay dos días que haga lo mismo y creo que en cierta forma alegras a las personas que vienen y descubren algo diferente», explica.

Sin embargo, las hogazas de pan siguen a la orden del día. El secreto es un horno de leña con más de 65 años, «ya estaba aquí antes de que mi abuelo llegase en el 53′, y es una maravilla, se nota muchísimo la diferencia en las hogazas de pan», explica Luis. Con 4,5 metros de diámetro, tiene capacidad para una gran hornada de panes y no pierde nunca el calor, «es una maravilla y lo cuido como la joya que es».

Laboratorio culinario

Luis se ha descubierto a sí mismo «probando» cosas nuevas y «experimentando» con los productos para sacar algo diferente y atractivo. «En este momento lo más novedoso que tengo es una pasta de frutas. Sí -dice al ver mi cara de asombro- pasta para cocinar hecha a base de fruta y harina. Me llevó algunos experimentos, pero al final he logrado una pasta con mucho sabor, perfecta para ensaladas y creo que es la única de estas características en el mundo», cuenta. Tiene pasta con sabor a lima, mango, frutos del bosque y fruta de la pasión. La verdad es que los colores y la idea son muy interesantes.

Luis utiliza las jornadas en las que el pueblo está más tranquilo para dedicar horas a experimentar en el despacho de pan. «Me gusta idear cosas nuevas, no me gusta aburrirme por o que hago nuevas cosas y así me mantengo entretenido. Mis amigos y familiares son mis conejillos de indias, ellos lo saben y se aprovechan», ríe, «eso sí, nunca hago nada que no me guste. Disfruto mucho con lo que hago».

Otra de las novedades que ha empezado a implementar son las mermeladas. «Aprendí a hacer mermelada con mi madre y una vez me trajeron un exceso de manzanas, por lo que decidí hacer mermelada de manzana y lo mismo me pasó otro año con las peras, así que encontré una receta de mermelada de pera con jengibre. Sin lugar a dudas, las mermeladas de tomate y pimiento son dos de mis favoritas y van geniales con las carnes», sugiere.

Pasión por el chocolate

Star Wars, La Guerra de las Galaxias. Es otra de las pasiones de Luis, «soy muy fan, he visto la última película tres veces en el cine», cuenta. Esta afición le ha llevado a crear una serie especial de bombones de chocolate dedicada a las películas. No solo a las modernas, sino a las clásicas, a la trilogía original con su propia Estrella de la Muerte, el Halcón Milenario e incluso Darth Vader.

«Me gusta mucho trabajar el chocolate y el azúcar, y utilizo mis propias aficiones para hacer cosas diferentes», indica. Guitarras eléctricas de azúcar o las figuras de androides de la Guerra de las Galaxias le sirven de inspiración para ofrecer cosas distintas.

El panadero trompetista

Otra de las aficiones de Luis es la música. Percusionista de toda la vida y anterior miembro de la banda de cornetas de la Cofradía del Cristo Yacente de Benavides de Órbigo, comenzó hace un par de años a estudiar trompeta en la Escuela de Música de Benavides. «La verdad es que encontré online una trompeta a muy buen precio y como ya estaba en la Escuela, decidí inscribirme también en trompeta», recuerda. Ahora es miembro de la Banda de Benavides y de la banda de la Asociación de Escuelas de Música de León (Aemleón), «me gusta mucho la trompeta y con la Escuela y la banda, la toco más, pero la percusión me resulta muy desestrasente».

Luis se ha convertido en uno de los alumnos preferidos de los profesores de la Escuela de Música, «me gusta llevar algunas de las cosas que preparo en las tardes a la Escuela para que las disfruten los profesores que se pasan allí las tardes trabajando», explica. Los profesores disfrutan a media tarde sus muffin rellenos de chocolate recién hechos y el olor se extiende por toda la escuela. «Me encanta que les guste, en realidad yo se lo llevo a la directora para que los reparta en los descansos», cuenta.

Regreso a la tradición

En este momento Luis se encuentra inmerso en la búsqueda de una receta. «Cuando era pequeño mi padre hacía unas tartaletas que estaban muy buenas y trato de encontrar la receta que hacía él a base de recuerdos y con la ayuda de mi hermano, que también se dedica a esto, tratamos de rescatarlas», explica. Ya tiene algunos elementos, pero le faltan los últimos retoques a la receta, «el relleno era un poco como los merles de Astorga, nada en comparación con esa genialidad, pero sí del estilo», relata.

Además de rescatar esta receta de su padre, Luis tiene previsto sacar unas golosinas durante los meses estivales. «Por ahora estoy probando recetas para hacer gominolas de frutas, es una de las cosas en las que estoy trabajando, gominolas de sabores especiales», señala. «Por el momento las hago solo para mí y para probar, aunque los sabores de las mermeladas son una buena inspiración para ellas». Seguro que su filosofía de ‘no al aburrimiento’ creará en el futuro tentaciones diferentes y que nos harán volar la imaginación.

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