SALUTACIONES.
Con su permiso Señor Embajador de la República de Argentina en el Reino de España don Federico Ramón Puerta, sea usted bien venido a esta Ciudad de Astorga, ….(Títulos)……permítame saludar en primer lugar al Pueblo de Astorga en las personas de sus representantes, Sras y Srs Portavoces y Corporativos Municipales del Ayuntamiento de Astorga.
Sr Agregado militar de la Embajada argentina Coronel don Pablo Balestrá. Subdelegado de Defensa Coronel don Francisco Javier Alvarez – campana Rueda. Coronel del RALCA nº 63 don José Manuel Mateo Alonso. Sr Dean de la catedral. Diputación de León, Director del ILC, Cámara de Comercio de Astorga. Resto de autoridades, Asociaciones y vecinos. Ciudadanos todos.
Estamos reunidos en el Salón de Plenos Municipal de las Casas Consistoriales de Astorga, en las Placas honoríficas de sus paredes y en sus Vidrieras se refleja la historia de Astorga…
Historia sobre la que los astorganos seguimos escribiendo nuestro presente y miramos al futuro con el deseo de la lucha y el trabajo diario por vencer y lograr nuevos retos, uno de ellos, abrir la Ciudad a otros países con los que compartimos lazos comunes de nuestra Historia, sr Embajador, hoy con su presencia, escribimos un nuevo capítulo de la pequeña y gran historia de Astorga. Ese lazo común entre la benemérita Ciudad de Astorga y la República de Argentina es hoy aquí la historia de los hombres del regimiento de Buenos Aires que en el verano de 1808 llegaron ante las murallas de Astorga dentro del Ejército Español de Galicia en el inicio de las Guerras napoleónicas.
El 21 de agosto de 1810, en el Cuartel general de la 4ª división del Ejército de la Izquierda en Villafranca del Bierzo, el capitán general de Galicia, León y Asturias, Nicolás Mahy, escribió así a Eusebio Bardají y Azara, Primer Secretario de las Cortes de Cádiz sobre los supervivientes rioplatenses del regimiento de Buenos Aires.
“Los méritos que estos oficiales han contraído en la presente guerra los hacen acreedores a ser partícipes de los ascensos y satisfacciones en el Ejército respecto a haber participado de sus trabajos con la penalidad de servir en un clima tan distinto al suyo, cuyas circunstancias a minorado tanto su número que apenas subsisten algunos…de regresarse estos individuos a su país como Su Majestad lo tiene permitido después de dos años de campaña tan penosa multiplicada por la diferencia del clima y el abandono absoluto de sus familias, estos hombres pensarán que no son considerados en la península como españoles, haciendo como hacen tantos sacrificios, por ello juzgo que todos ellos son dignos a que Su Majestad los agracie con un escudo de distinción que acredite en su país lo gratos que han sido sus servicios a Su Majestad, así como el ascenso inmediato en un grado al que gozan con su Real Despacho…pues no cabe duda que estos del Buenos Aires como los Blandengues son Beneméritos de la Patria”.
Estimado sr Embajador, estimadas autoridades y Ciudadanos presentes, no por mirar a nuestro pasado estamos menos seguros de nuestro presente y hemos de caminar con menor firmeza y responsabilidad hacia nuestro común futuro como pueblos hermanos de estados políticos desarrollados, democráticos y sociales.
Hoy recordamos los hechos que con sudor, sentido del deber, penas y sangre varios cientos de soldados rioplatenses, españoles americanos que darían luego nacimiento a la Nación Argentina, llegaron a España, dentro de la gran guerra global que enfrentaba a Gran Bretaña y el Imperio napoleónico.
A comienzos del siglo XIX la monarquía borbónica española se había visto obligada a una alianza forzosa con el imperio francés, y ello había llevado a España a una nueva guerra contra Gran Bretaña, nuestro secular enemigo de siglos.
Empeño de Inglaterra, gran potencia económica, mercantil y naval dueña de los mares, fue hacerse con los territorios ultramarinos de las potencias europeas enemigas, a Francia le arrebató en sus totalidad sus posesiones en Canadá y la India, que pasaron a ser parte del Imperio Británico, a Holanda le arrebató la Colonia del cabo en el extremo sur de Africa, lo que luego sería la republica sudáfricana, todos ellos países hoy de cultura y herencia anglosajona.
Pero con España, la España Europea y Americana de los siglos XVII y XVIII, no pudo, y ello a pesar de que lo intentó con denuedo con sucesivas expediciones de conquista militar sobre Cuba, Filipina, la famosa empresa de Cartagena de Indias donde en 1741 Blas de Lezo causó tal derrota a los británicos que estos decidieron borrarla de sus libros de historia.
En 1806 y 1807 dos expediciones militares británicas atacaron el virreinato del Rio de la Plata con el firme propósito de hacerse con buenos Aires y Montevideo y crear allí un nuevo “Canadá anglosajon”. Al igual que en Cartagena de Indias, el intento fue derrotado militarmente por el esfuerzo de los españoles americanos criollos y peninsulares con la ayuda de unas siempre escasas tropas regulares de la monarquía española y el sostén y constancia de los navíos de la Armada Española que lograron mantener unida América a España durante el siglo XVIII.
Aunque siempre nos habrá alguno, aquí y a otro lado del charco, que diga que se hubiera vivido mejor siendo inglés, pues señor Embajador, como decían nuestros abuelos, No siempre Iberia parió leones…
Pero en 1806 y en 1807 Inglaterra fue derrotada en Buenos Aires de manera aplastante, y en pocos años, los pueblos del antiguo imperio español, que siempre trató a los territorios ultramarinos no como colonias sino como reinos legítimos de la corona española, esos pueblos a los que el absolutismo político de la monarquía española y el férreo monopolio comercial que ponía trabas al libre comercio americano, empujaron a una progresiva emancipación e independencia de aquellos pueblos en lo que hoy son las Repúblicas Iberoamericanas entre las que destaca con voz primera y propia la República Argentina. Repúblicas que desde hace más de dos siglos caminan libremente labrando su futuro, sabiendo que a este otro lado del océano existe otra tierra, otro pueblo, otra cultura y otra historia que son también suyas. Y ese es el verdadero legado de futuro de ese imperio común que hoy aquí, Argentinos y Españoles tenemos y tenemos que preservar, nuestra identidad, nuestra manera de ver el mundo, de trabajar, de construir, de vivir y de progresar en paz, pues no en vano hay que recordar al poeta Rubén Darío en su Libro de Canto y Esperanza a una América que no despareciera bajo el nuevo imperio de Albión, una América y una España que no pueden sin mas, acabar hablando inglés.
Señor Embajador don Federico Ramón Puerta, cualquier español sabe y enseña a sus hijos que España no siempre ha disfrutado de la prosperidad que ahora goza, que durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX, cuando nuestra tierra no daba pan, ni trabajo para todos sus hijos y cuando las guerras civiles ensangrentaron a muchas generaciones de españoles, Argentina fue una segunda madre de tantos españoles, hay muy pocas familias en esta nación que no tengan alguna rama familiar emigrada en Argentina. Y también muchos españoles recuerdan que en los duros años de la postguerra y del aislacionismo tras la segunda guerra mundial, Argentina sola fue la nación que no se olvidó de los españoles y les ayudo manteniendo su embajador en Madrid, a pesar de las presiones de las grandes potencias de la ONU, y enviando millones de toneladas de alimentos; eso los españoles no debemos de olvidarlo nunca.
Excmo Señor Embajador. Ciudadanos presentes.
Honremos hoy aquí a aquellos españoles americanos que junto a sus compatriotas los españoles peninsulares, antes de convertirse en nuestros hermanos argentinos lucharon bajo las banderas de la Cruz de san Andrés del Ejército Español en las murallas de Astorga, desde La Coruña a Espinosa de los Monteros y desde Tamames a Ciudad Rodrigo y Cádiz.
Muchas gracias.
Es una pena que arsenio no domine el mundo empresarial del mismo modo que domina el ámbito histórico y diplomático. Es justo reconocerle que en este aspecto es un maestro y ha hecho un gran trabajo a favor de astorga.