Diario del coronavirus (6)

El día 14 de enero, tras el Consejo de Ministros, nos enteramos de que Iván Redondo, el experto en marketing político que dirige la oficina del presidente del Gobierno, tenía un encargo más. En aquel momento descubrimos la razón por la que España ha ido dando tumbos sin saber muy bien hacia donde dirigirse. Se creaba la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo, vamos la ONPEPLP. Según Moncloa, se trataba de “aportar una mirada transversal, con metodología y a largo plazo, que contará con un equipo de expertos de la sociedad civil y que elaborará una estrategia nacional”. Con la misión de “identificar los posibles retos y oportunidades (demográficos, económicos, geopolíticos, medioambientales, sociales o educativos) que España tendrá que afrontar en el medio y largo plazo”.

 

Se quiere saber qué pasará dentro de 30 años… pero no se vio lo que estaba delante. Cuatro días antes China había comunicado la identificación de un nuevo coronavirus causante de un brote de neumonía. Quince días después saltaba el primer caso en España, un turista alemán en La Gomera.

 

Sin haber podido contar con lo que los enterados llaman un departamento de ‘foresight unit’ hemos estado perdidos, claro. Y lo seguimos estando. Aunque en el intento de salida del laberinto nos encontramos con muchos más. Seis semanas después de la declaración del estado de alarma el griterío en las redes sociales es ensordecedor, las dudas siguen siendo casi todas y por lo que suspiramos es por el fin del confinamiento, sea como sea. Aunque solo sean los niños, o un rato cada uno y por turnos, o separándonos los metros que sean necesarios.

 

Hemos hecho ya todas las cábalas sobre cuándo, cómo y dónde podremos ir a tomar una cerveza o a la playa. Nos hemos hecho a la idea de ir por el mundo con mascarilla. Hemos dudado una y otra vez con las cuentas de los muertos y afectados, polémica lógica, pero también me temo que una forma hipócrita de hablar de los números desviando la atención de las personas, del fondo de esta inmensa tragedia. Ha descendido –relativamente– la presión en los hospitales. Y puesto en marcha todas las modalidades de ayuda y muestras de solidaridad que hemos sido capaces, aunque nunca serán suficientes.

 

Parece que vamos llegando al momento de entrar en el siguiente cuadro, que se dice ahora. Meternos en el embrollo político descarnado, y en el devastador escenario económico que nos aguarda.

 

La crisis de 2008 se llevó por delante a la anterior generación de políticos, ayudados también por la cleptomanía de muchos de ellos. Esta de ahora puede llevarse a la nueva generación política que se estaba estrenando. Se están jugando el país y su propia existencia. Por eso vamos a ver muchos malabarismos parlamentarios, mucho juego sucio en las redes sociales, mucha maniobra de control de la opinión pública a través del cortejo a los medios tradicionales. ¿Estamos ante la negociación de unos Pactos de Reconstrucción Nacional, como dice el Gobierno, o ante la deconstrucción del propio ejecutivo de Pedro Sánchez? Los próximos meses lo dirán. El presidente del Gobierno se puede salvar de forma in extremis –otra vez en su agitada biografía– si la oposición es tan inoperante que no consigue un gramo más de credibilidad que él o si aleja la amenaza de unas elecciones anticipadas. Las habían anunciado Torra en Cataluña, y Urkullu y Feijóo en el País Vasco y Galicia, en este caso porque tocaban. A ver quién es el guapo que va a las urnas recién salidos de esta catarsis.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO

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Un comentario en “Diario del coronavirus (6)

  1. elecciones anticipadas??? pero si los separatistas están encantados con este gobierno desastre. Para ellos cuanto peor para españa mejor para ellos. Sanchez no se va ni con agua hirviendo. Tenemos inutilidad para rato.

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