CASTILLA Y LEÓN

Castilla y León rompe cinco años a la baja en el colectivo de extranjeros ‘con papeles’ y gana 1.358 en 12 meses

Los ciudadanos de la UE aumentan en 2.111 mientras que los inmigrantes del régimen general merman en 753 por la parálisis de las autorizaciones de trabajo

La bonanza económica es básica para el impulso de la demografía, porque fija y atrae población, algo que Castilla y León necesita para garantizar su futuro y por lo que están luchando sus autoridades para lograr una estrategia global en España y Europa. La mejora de las tasas de natalidad es un reto básico pero también es fundamental atraer inmigración al territorio autonómico.

En este sentido, la mejora del mercado laboral, que genera el mayor dinamismo empresarial, ya ha incrementado, tras cinco años a la baja, los datos de extranjeros ‘con papeles’ que se buscan la vida en Castilla y León.

En concreto y según los últimos datos que facilita el Ministerio de Empleo y Seguridad Social recogidos por Ical, a finales de junio de 2017, la tendencia negativa iniciada en 2012, cambió de signo por primera vez este año tras un quinquenio de sangría.

El pico máximo de extranjeros de finales del primer semestre del año 2011, 180.409, inició su recorrido descendente en 2012, con 179.412, y 2013, con 178.429; para desplomarse de forma espectacular en 2014, hasta los 173.359, y seguir bajando en 2015, con 172.607; y en 2016, con 172.041.
Sin embargo, la tendencia cambió este ejercicio, y a finales de junio, y a finales de 2017, se registraban en la Comunidad, 173.399 extranjeros con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor, 1.358 más que el año pasado por las mismas fechas. En términos porcentuales, el colectivo aumentó en la Comunidad un 0,7 por ciento, por debajo de la media nacional del 2,7 por ciento, con 5,13 millones. El colectivo estaba integrado a finales de junio, por 93.345 hombres, 513 más que un año antes; junto a 80.054 mujeres, que se elevaron en 845 personas.

La base de datos del departamento que dirige Fátima Bañez aclara que el número de extranjeros regularizados creció en la Comunidad durante los meses de estudio por la llegada de ciudadanos de la UE, mientras que los del régimen general siguieron bajando. Los extranjeros de la UE alcanzaron los 124.570 y aumentaron en doce meses en 2.111; mientras que los de otros destinos se situaron en 48.829, con una merma en 753, muy condicionados por la parálisis en las autorizaciones de trabajo del Gobierno.

En este sentido, cabe recordar que los permisos de trabajo a extranjeros se desplomaron en la comunidad tras el cambio regulatorio por la sangría del mercado laboral español por la crisis, cuando se decidió que los inmigrantes solo podrían entrar en sectores donde no hubiera demanda de españoles. Cabe destacar, que su en la Comunidad se llegaron a otorgar 28.290 permisos en 2007, el año pasado apenas sumaron 1.740, y durante este ejercicio hasta finales de junio no llegaban al millar.

Los extranjeros del régimen de libre circulación de la UE estaban integrados por 67.307 hombres y 57.263 mujeres. Asimismo, por grupos de edad, el de 0 a 15 años sumaba 11.984 jóvenes; entre 16 y 64, un total de 107.683; y 4.903 de 65 y más años.

Por lo que respecta al régimen general con autorización de residencia en vigor, lo integraban a finales del primer semestre del año en la Comunidad, un total de 26.038 hombre; y 22.791 mujeres. La mayor parte del colectivo, 42.441 personas, tenía la autorización por residencia de larga duración. Los datos precisan que había 2.475 autorizados por reagrupación familiar; y 595 por residencia no lucrativa. En cuanto a los motivos laborales, se contabilizaban 2.060 contratados por cuenta ajena; 159 por cuenta propia y 583 con otras autorizaciones (investigación, tarjeta azul UE, prestación de servicios transnacionales, excepción de la autorización de trabajo, inversores, emprendedores, profesionales altamente cualificados, traslado intraempresarial y formación). Por último, había 437 por arraigo, y 79 por razones humanitarias.

Cada vez más rumanos

El colectivo de rumanos seguía siendo el más numeroso con diferencia en Castilla y León, con 42.577 individuos, y fue el que más creció durante los últimos doce meses, ya que sumó a 619 personas. A éste le siguieron los búlgaros, con 32.904 ciudadanos, un colectivo que sumó a 81 personas en el periodo de análisis.

Dentro de los colectivos de ciudadanos procedentes de la UE, el tercero en importancia lo integran los portugueses, con 18.604 personas, que creció en 228 desde 2016. Ya con menos importancia, están los italianos, 3.770; los polacos, 3.727; y los franceses, 3.191, que aumentaron en 212, 32 y 131 personas, respectivamente. Por último, los británicos sumaban 1.810 personas, y los alemanes, 1.707, con aumentos en 98 y 58 individuos en cada caso.

En cuanto a los extranjeros del régimen general, estuvieron liderados por los marroquíes, con 20.823 personas, aunque el colectivo mermó en un año en 233 ciudadanos. Los chinos ocuparon el segundo lugar, con 3.753 personas, y fueron los únicos que crecieron entre las principales nacionalidades fuera de la UE, con 66 personas más.

Los colombianos integran el tercer grupo del régimen general en importancia, con 3.293 personas, aunque perdieron desde 2016 257. A éstos les siguen los ecuatorianos, con 2.807 y 146 menos que el año anterior. Los dominicanos sumaron 1.831 individuos, los peruanos 1.404 y los bolivianos, 1.369, con descensos en 135, 79 y 163 personas, respectivamente. Para finalizar, los brasileños ascendían a 1.151 personas, con una merma en 36.

Provincias

Por provincias, el número a finales de septiembre de este año, mermó sólo en Ávila (13.411), un uno por ciento. Y en Burgos (33.433), un 0,1 por ciento. Por el contrario, crecieron en Palencia (8.218), un 2,8 por ciento; en León (23.226), un 1,7 por ciento; en Salamanca (17.448), un 1,6 por ciento; en Valladolid (33.756), un 1,4 por ciento; en Zamora (10.919), un 0,7 por ciento; en Soria (8.464), un uno por ciento; y en Segovia (24.524), un 0,1 por ciento.