Calzada, Vía y Línea: los tres bienes hurtados al desarrollo del Oeste español (I)

Si algún recurso de beneficio económico, no único, ni incompatible con iniciativas comerciales o empresariales, le queda al Oeste español, es el ligado a su patrimonio natural, histórico y de antiguas comunicaciones

Si algún recurso de beneficio económico, no único, ni incompatible con iniciativas comerciales o empresariales, le queda al Oeste español, es el ligado a su patrimonio natural, histórico y de antiguas comunicaciones. En tres arterias, fundamentales para Astorga y numerosas poblaciones, situadas en unos ejes verticales que discurren por las provincias de León, Zamora, Salamanca, Cáceres y Badajoz. A saber: la Cañada de la Plata (o de la Vizana), como antiquísimo camino de trashumancia, la Vía de la Plata, calzada romana entre Mérida y Astorga, y la Línea del Oeste, el ferrocarril, clausurado, de Palazuelo (Plasencia) a Astorga.

Al igual que el Romanticismo despertó un gran interés por las tradiciones, los viajes y la salvaguarda del patrimonio de los pueblos, durante el último tercio del pasado siglo en España renació un interés por las cañadas, cordeles y veredas de la trashumancia; en especial hacia la Cañada Real de la Plata (o de la Vizana), con un estudio de aprovechamiento turístico, por parte del Ministerio de Transportes, en 1985. Nace este bien patrimonial en San Emiliano, atraviesa el valle del río Luna, las Omañas y nuestro valle del Tuerto, y después de un tránsito por Zamora y Salamanca confluirá en Trujillo con la Cañada Leonesa Occidental.

Comentar la organización y desenvolvimiento de esta actividad pastoril llevaría tiempo. Baste el reseñar que previo al Honrado Concejo de la Mesta, de 1273, ya existían las llamadas Mestas Locales, incardinadas en los usos y costumbres concejiles. Toda una compleja organización administrativa y judicial la regía, con los llamados “miembros, asambleas y funcionarios como el presidente, los procuradores, contadores y alcaldes”; con dotaciones específicas, tales descansaderos, fuentes de abrevadero, puentes y majadas. Constituían la cabaña, que bajaba hacia la Extremadura en abril y retornaba en octubre, no solo el ganado lanar, también vacas, cerdos…, y muchos pastores llevaban con ellos a sus familias.

El establecimiento del tren, que propició la construcción de embarcaderos para trasladar los rebaños en vagones (en Astorga se conservan en las Estaciones del Oeste y del Norte) supuso el decaimiento de gran parte de la Cañada de la Plata, y prácticamente su abandono por el posterior transporte de los mismos en camiones y la incorporación del pienso como alimento. Con las transferencias autonómicas este recurso patrimonial y turístico quedó al arbitrio de las autonomías, y el mentado estudio ministerial de 1985, en el que se contemplaba el aprovechamiento turístico de sus recursos patrimoniales y recreativos, fauna, clima, paisaje…, duerme el sueño de los justos.

Algunas iniciativas surgidas en favor de la trashumancia, desde dicho año 1985, tuvieron lugar en las celebraciones del Bimilenario de la fundación de la ciudad, 1986, a cargo del pintor Sendo, el cual, con ovejas de distintos colores, llevó a cabo un tramo de trashumancia con tránsito por la zona monumental (la denomino “Trashumus”); y la Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata, nacida por empeño del ayuntamiento astorgano, en 1997, para oponerse a la falsificación de la Vía de la Plata, rememoró la antigua Cañada, con rebaños guiados por pastores y zagales. Inició esta cabaña su andadura el 17 de mayo en el puente del río Albarregas y el embalse, de origen romano, de Proserpina, en Mérida, y la concluyó en Astorga el 21 de junio; corría el año de gracia de 1998. Desde entonces, ha sido relegado al olvido un modo de vida y de relación humana, entre la meseta y la montaña, milenarios.