A la cola pesicola

Cuando era niña, ya en parvulitos, me enseñaron a guardar cola. Y si venía alguien con prisas, con malas disculpas o malos modos para saltarse la fila, siempre había quien, manos en jarras, se plantaba y le soltaba “a la cola pesicola”, lo que coreaba el resto, obligando al infractor, abochornado, a volver a su sitio en la fila. Hacer una fila y no saltarse el orden era algo sagrado. Era la manifestación más evidente y simple de respeto a tus iguales y a las reglas de convivencia.

 

Últimamente parece que demasiados no fueron a parvulitos y nadie les enseñó la importancia de respetar el orden en una fila

 

Hemos visto saltarse la cola y vacunarse indebidamente a políticos y ha sido indignante escuchar algunos argumentos con los que pretendían eludir su responsabilidad. Horas después, unos aplicaban medidas profilácticas con apertura de expedientes y otros, en función del ruido mediático, forzaban dimisiones, cesaban a quienes abusaron de su cargo o esperaban a ver si pasaba el temporal.

 

Hemos visto saltarse la cola de las vacunas también a la cúpula militar. Mientras miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que se enfrentan día a día en primera al COVID, estaban sin vacunar, el JEMAD lo hacía y se esforzaba en explicarnos que seguía correctamente el protocolo establecido para la cadena de mando. Estas explicaciones, que resultaron falsas, puesto que finalmente presentó su dimisión, han generado sospechas que deben ser atajadas rápidamente. Si el Jefe del Estado Mayor de la Defensa se vacunó porque, según ellos, el protocolo indicaba que  le tocaba siguiendo la cadena de mando, ¿estará vacunado quien, según nuestra Constitución, ostenta el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, es decir, su Majestad el Rey?

 

Esta pregunta debe ser respondida con rotundidad y de forma explícita. Creo que en los últimos meses, los silencios del Rey, han dañado a la institución porque parecen más desprecio a los súbditos que una estrategia de no entrar en provocaciones.

 

Me temo que en este capítulo de la lucha contra la pandemia nos quedan todavía muchas sorpresas desagradables, que aumentarán la desconfianza y el enfado de la gente por lo que en este caso, nos merecemos una ratificación oficial, de lo que sin duda ha pasado: que el Mando Supremo no se ha saltado la cola.

Print Friendly, PDF & Email