60 años de radio

En el universo de los medios de comunicación, lamentablemente, son más frecuentes los obituarios que los cumpleaños y por ello los astorganos debemos sentirnos particularmente orgullosos de que nuestra emisora, antes Radio Popular de Astorga y ahora, Cope Astorga, haya podido cumplir sus primeros 60 años de vida. Escribo primeros porque estoy completamente convencido de que después de estos vendrán, por lo menos, otros tantos años de existencia.

Pero para ser justos, no debemos olvidar que esta gozosa celebración ha sido posible gracias al arrojo o a la temeridad, según se mire, de dos profesionales que hace unos años consiguieron evitar el cierre de la emisora, decretado por los máximos responsables de la Cadena. Me estoy refiriendo a Cristina Fernández y a Ricardo García que realizaron una valiente apuesta personal y profesional para que la radio astorgana siguiera en las ondas y, consecuentemente, en los hogares astorganos.

No se a usted, querido lector, pero a mi me parece que debemos dedicar espacios y admiraciones al trabajo realizado por estos profesionales de la radio, con la posterior incorporación de Ana Valencia, porque de no ser por ellos, hoy no estaríamos en una celebración sino en la añoranza de otro empeño astorgano malogrado por decisiones ajenas a nuestros intereses y a nuestras esperanzas.

Cuando Radio Popular empezó a emitir sus programas yo empezaba a dar mis primeros pasos periodísticos en `La Luz de Astorga´ y recuerdo que la noticia de la puesta en marcha de la emisora constituyó todo un acontecimiento que fue recogido tanto en el periódico, como en la sociedad astorgana, con gran expectación. La ciudad tenía detrás una dilatadísima tradición de periodismo escrito, pero lo de la radio era un invento absolutamente novedoso y por eso durante muchos días las atenciones se centraron en los voluminosos aparatos de radio con que contaban algunas casas astorganas. En la mía se trataba de un Telefunken con varias teclas y dos ruedas que servían para mover una aguja que se desplazaba detrás de una pantalla de cristal, con el nombre de las principales ciudades del mundo que contaban, como Astorga, con una emisora de radio -eso creía yo. El aparato también tenía un ojo mágico que hasta que no se ponía verde no permitía su funcionamiento. Otro prodigio de la tecnología del momento.

Y si los periódicos astorganos cuentan con una amplísima relación de periodistas y profesionales ilustres, lo mismo cabe decir de Radio Popular por donde han pasado figuras tan relevantes como Esteban Carro Celada, José María Álvarez o Martín Martínez, que durante muchos años fue como el hombre orquesta de la emisora. De Esteban Carro, al que conocí de cerca en la redacción de nuestro periódico familiar, recuerdo sus comentarios diarios; eran una auténtica delicia y una expresión de talento e inteligencia periodística.

De Martín tengo en la memoria sus diálogos teatralizados con imaginarios hombres del campo en el programa `Agricultura, familia y empresa´, que se emitía los sábados y que yo escuchaba en el coche, en mis desplazamientos a Astorga. Mi interés por la agricultura era entonces, como ahora, muy limitado, pero los diálogos de Martín, curiosamente, me mantenían atento a la radio como si fuera un cualificado profesional del sector. Tal vez, la culpa fuera del afecto y la admiración que siempre he sentido por este profesional de la información.

Vuelvo al principio para expresar mi felicitación a Cope Astorga por su 60 cumpleaños y mi reconocimiento a los profesionales que la siguen manteniendo en pie, sin importarles ni los horarios ni la puntualidad en el cobro mensual de los salarios.

El camino se hace al andar y Astorga, también, y ahí están los compañeros de Cope Astorga para demostrarlo.

 

Ángel María Fidalgo

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