Corría el año 1981 y un grupo de aficionados a las fiestas de Carnaval decidió cambiar para siempre el calendario astorgano. No que supieran en aquel entonces cómo iba a cambiar la cosa, no. Ellos querían dar algo a Astorga, la oportunidad para deshinibirse y tener una fiesta diferente. La Piñata astorgana nació de forma modesta, humilde, pero con muchas ganas. Ni las dificultades ni las adversidades pudieron con esos “Maragatos” que el 7 de marzo de 1981 inauguraron una tradición que dura ya 40 años.
Nacimiento de “Los Maragatos”
“En aquella época no existían más carnavales que los de La Bañeza, así que si alguien quería disfrazarse y salir, allí era donde había que ir. Todos los primeos de diciembre celebrábamos la fiesta de san Eloy, patrón de plateros, orfebres, joyeros, herreros, metalúrgicos y numismáticos. Fue en una de estas cenas que tuvimos la idea de salir y llamamos a Nené de La Comercial y Emilio el Pertiguero que eran muy carnavaleros, que a su vez llamaron a Julián León Velasco, y fuimos 19 los que conformamos ese primer grupo que se llamó Alí Babá y la mitad de los ladrones“, recuerda el joyero José Manuel Santos. “Éramos la mitad de los ladrones, porque apenas llegábamos a 20, mucho menos a 40”, ríe.
De hecho, así fue como se llamó esa primera comparsa astorgana que luego se convirtió en el Grupo Los Maragatos. “Cuando íbamos a La Bañeza a las reuniones de grupos, teníamos que ser uno más de allí, así que cuando nos nombraban, nos llamaban los maragatos. Al final, si ellos nos llamaban así, nos gustó y nació el nombre del grupo. Así que fueron los de La Bañeza los que nos dieron el nombre”, revela Julián Velasco, uno de los impulsores de la Piñata astorgana y pregonero del 2017.

Velasco, junto con otros amigos, acudía a los carnavales de La Bañeza y formó parte de ese primer grupo pionero. “En 1980 habíamos creado una comparsa de 19 personas para ir al carnaval de La Bañeza. Para llevar los trajes necesitábamos recaudar dinero, así que organizamos algunas actividades durante el verano. Ahí surgió la idea de hacer algo en Astorga. No estaba bien hacer actividades para recaudar dinero en Astorga e ir a gastarlo a otro sitio. Nos planteamos hacer un desfile y solo nos quedaba decidir cuándo, porque el Martes de Carnaval era inviable, ya que nadie iba a ir a Astorga. Supimos que después del Miércoles de Ceniza se celebraba la Piñata, el último baile hasta que no acabara la cuaresma y en el 81′ decidimos organizar algo”, rememora Julián Velasco.
Entre los precursores de la Piñata, nos recuerda Velasco, se encontraban José Ramos el relojero y su esposa Tori, Manuel Díguele y su mujer, Alfredo de La Bañeza, que trabajaba con Santos en su taller de joyería y estaba casado con Marisa Aragón. Teodorino Puente y Luci, su mujer; Luis Fernando González, Nené, y su mujer Ana María, Emilio Santos el Pertiguero, y la sobrina Pili, que además fue el primer César que hubo en el Circo Romano. José Manuel Santos y su mujer Marisa y su hermana Arminda Iglesias, así como Julián Velasco, Saturnino y Beli. “Rondábamos todos los 30 años, éramos jóvenes, la mayoría recién casados y con hijos pequeños, pero teníamos ganas y más adelante los chavales también salían con nosotros”, evoca Santos.
Primera edición exitosa
Se puede considerar un éxito el primer desfile de Piñata de la historia de Astorga. Sin tradición carnavalera, organizado de forma modesta y “convenciendo” a amigos y familiares para que colaborasen, el primer desfile contó con la presencia de unas 100 personas disfrazadas desfilando y alrededor de un centenar de músicos que animaban las comparsas. “Lo pasamos muy bien ese primer año”, recuerda Santos quien fue, además el primer presidente del Grupo Los Maragatos, “porque tenía que haber uno, no tenía yo más mérito que nadie”, apostilla.
El grupo consiguió que el ayuntamiento de Astorga colaborase con 25.000 pesetas y la recién formada asociación de empresarios contribuyó con otras 25.000 pesetas. “Había que darle vida, así que salimos con esas 50.000 pesetas desde la plaza del Seminario, nos dejaron la Banda Municipal y había gente que iba suelta en el desfile. El segundo año empezamos a salir de la plaza de San Pedro, en Rectivía, tercer año del grupo. Después se pasó a la plaza de los Marqueses u ahora desde la plaza de Santa Ana porque ya hay mucha gente”, precisa Santos.
El desfile del 7 de marzo de 1981 contó con tres grupos astorganos y gente suelta. “Estábamos los miembros del grupo, que íbamos disfrazados de Felipe II, además formamos otro grupo con familiares que fueron con nuestros trajes de Alí Babá y se había formado otro grupo más, la Peña El Parche, cuyo núcleo eran empleadas del Rus, e iban disfrazados de presos. También había gente suelta, recuerdo que había uno muy simpático, recordemos que este desfile fue apenas dos semanas después del 23F, pues iba con un carretillo de tejas y un cartel que decía: “Todos al suelo que soy Tejero”. Había gente muy fina, el carnavalero tiene que aprender a reírse de sí mismo y de todo lo que se ponga por delante. No es una falta de respeto a nadie”, indica Velasco.

El primer desfile comenzó en la plaza del Seminario a las 7:30 de la tarde para conectar con un posterior pinchoteo en La Mejillonera y una fiesta de disfraces en Gaudí, como nos recuerdan los carteles de la época. Además, contaban con la presencia de la Banda Municipal de Música de Astorga, una tuna y algunos grupos de música. “Esperábamos también a algunos grupos de La Bañeza, habíamos preparado unos pinchos porque contábamos con ellos. Sin embargo, recibieron presión por parte de la organización, les boicotearon y no pudieron acudir. Al principio sentó muy mal en La Bañeza, con el paso del tiempo eso fue pasando y ahora la Pñata de Astorga cuenta con grupos de La Bañeza y de otras partes”, recuerda Julián.
Altibajos en el camino
Nunca los inicios han sido fáciles y organizar una fiesta de disfraces en Astorga ya metidos en Cuaresma no sentó bien a todo el mundo. “El primer año que salimos nos tiraron agua por las ventanas y después del primer desfile la gente comentaba que cómo se nos ocurría hacerlo en Cuaresma”, dice Julián. “Siempre tuvimos problemas por hacerlo durante la Cuaresma”, rememora Santos.
Ambos recuerdan que un año incluso llegó la Brigada Antidroga de la Guardia Civil. “El segundo año hubo una redada y se llevaron a la gente al cuartel”, recuerda Santos. “Alguien debió hacer presión, porque la Brigada Antidrogas no se presenta así como así en Astorga. Nos pusieron todas las zancadillas que pudieron porque les parecía muy mal y que era una falta de respeto. Pero una fiesta que nace desde abajo solo puede ir hacia arriba y la Piñata no hace daño a nadie. Con el paso de los años la gente le sacó el gusto porque la fiesta ha sido siempre sana, no somos gentes conflictivas en Astorga por lo que se han ido sumando grupos, comparsas y actividades como la Noche de los 60-70 a raíz de Tito, del grupo Europa, en el K”, señala Velasco.

El Grupo Los Maragatos dejó de existir en el año 2000, 19 años después de su fundación porque al igual que en la vida, las personas cambian, se hacen mayores y tirar para adelante del grupo se hizo más complicado. “Los que formamos ese primer grupo, que llegó incluso a tener una charanga de 120 personas para tocar durante los veranos, nos fuimos por libre o inauguramos otros”, rememora Santos. Hoy la Piñata astorgana cuenta con decenas de grupos y miles de personas que se acercan el fin de semana para disfrutar de las fiestas, los disfraces y el ambiente carnavalero de la ciudad bimilenaria.

Lo que la pandemia se llevó
Debido a la situación sanitaria, por primera vez en 40 años no podrá celebrarse en Astorga la Piñata.”Tenemos que conseguir que esta Piñata sea especial, es importante que no se enfríe la actitud de las personas y así poder armarla gorda el año que viene”, ríe Julián. Lo cierto es que este veterano carnavalero cree que la fiesta ha cambiado “para mejor”, aunque hay algunas osas que no le convencen del nuevo estilo de la Piñata. “Veo a la gente con menos espíritu de diversión y quizá un poco más interesada, me comentaron hace poco, de un grupo de fuera de Astorga, que su participación era un fracaso porque su grupo nunca había recibido un premio. Pero al Carnaval hay que ir con ánimo de divertirse y con ánimo de divertir a la gente. Por ese motivo, con el grupo Los Maragatos solo fuimos una vez a León, teníamos un traje precioso, y aunque había otros disfraces preciosísimos en León, le dieron el premio a un grupo que a mi entender no iba tan bien. Creo que es mejor no dar premios económicos, sino aportaciones y colaboraciones para ayudar a los grupos a acudir todos los años a la fiesta”, señala Velasco, quien además ha hecho esta propuesta como parte de la comisión de fiestas de la que forma parte, “a mi entender es una pega, pero soy el abuelete que cuenta batallitas en la comisión”, se ríe de sí mismo.

Por su parte, a Santos le gustaría que la gente joven se involucrase más en el desfile de Piñata. “Ahora es un momento que participa más la gente de fuera en el desfile, la Noche de los 60/70 es más de la gente de aquí. Hoy la juventud se divierte de otra manera, aunque considero que es una pena que la gente joven no se implique en hacer grupos, como no los hagan ellos, nosotros poco más podemos hacer. Ahora se divierten de otra forma, pero nosotros en nuestra época también hicimos lo que nos dio la gana y ellos tienen que hacer lo mismo. Es complicado formar un grupo desde cero, pero estaría bien que la gente joven participase más, sobre todo en ese desfile del Sábado de Piñata”.
No podemos saber lo que nos deparará el 2022, lo que sí es que la Piñata astorga está hibernando este 2021 para retornar con más fuerzas y más ganas cuando la vida social regrese. ¡Larga vida y feliz Sábado de Piñata!