Un problema de la leche

En este inicio de la larguísima campaña electoral y en plena polémica por el deterioro de las clases medias españolas, que en estos años de crisis tres millones de familias de clase media han pasado a ser de clase baja debido a su brutal caída de ingresos, el Banco de Alimentos a nivel nacional ha llegado a un acuerdo, no se sabe muy bien si comercial o de solidaridad, con la entidad financiera La Caixa, para recoger varios millones de litros de leche. Denuncia el Banco de Alimentos que existen en España cerca de 300.000 niños con un alto déficit de consumo de leche. Un problema gravísimo y que pone en evidencia los enormes daños colaterales de la crisis, cuya solución, según parece, sólo puede proceder de la beneficencia.

Está claro que algo falla en España cuando hay tantos niños sin acceso a un alimento tan necesario y básico como es la leche. Y, sobre todo, y ésta es la enorme contradicción, cuando los ganaderos de media España están arrojando a las alcantarillas miles de litros de leche para protestar porque el precio de venta de la leche está por debajo de los costes de producción. Ya hay ganaderos que anuncian el abandono de sus exploraciones lecheras por falta de rentabilidad. Es decir, por un lado se pide la solidaridad del ciudadano medio y por el otro se permite la ruina de los ganaderos de leche de este país.

En Valladolid, se anuncia, por otra parte, el cierre de una importante factoría lechera por los mismos motivos. Todas las instituciones públicas de Castilla y León están tratando de evitar este cierre empresarial, motivado no tanto por la falta de rentabilidad sino por el monopolio que en este sector ejercen las grandes corporaciones agroalimentarias francesas, que prefieren exportar al mercado español leche de peor calidad que la que se produce en España.

¿Por qué el Banco de Alimentos y, sobre todo, La Caixa, no llega a un acuerdo directo con los ganaderos para comprarles la leche, al menos, a precio de coste y así resolver dos problemas de una vez? Con lo que le cuesta a La Caixa la enorme campaña de publicidad que está haciendo estos días, sobre todo en las televisiones, podría financiar la compra directa a los ganaderos de la lecha necesaria. Esta acción tendría mucho más repercusión mediática y sería mejor vista y valorada entre los ciudadanos que esa enorme campaña de publicidad que, al final, es sólo eso, publicidad para mejorar la imagen y credibilidad de una entidad financiera.

Lo que está sucediendo con la leche en España puede ser sólo un anticipo de la ruina que se avecina para el sector agroalimentario español si al final se firma el Tratado de Libre Comercio (TTIP) que en estos momentos están negociando, muy en secreto, los Estados Unidos y la Unión Europea. De prosperar ese acuerdo, la salud de los europeos puede correr un enorme peligro ya que las exigencias sanitarias norteamericanas para la comercialización de muchos de sus productos alimenticios son más permisivas que en Europa, sobre todo en el uso de pesticidas, hormonas y antibióticos. Por no hablar de los transgénicos, que en Estados Unidos tienen una normativa de uso absolutamente laxa comparada con la europea.

El problema no es baladí, ya que atenta contra la salud y contra los excelentes controles que existen en Europa para garantizar la sanidad y la comercialización correcta de los productos alimenticios. El problema de la leche es sólo un anticipo. En Francia ya están más preparados ante la que se avecina y quieren que sus platos rotos los paguen los agricultores españoles. Como siempre.

 

 

 

 

 

 

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