La irreal realidad

Los tiempos que nos tocan vivir están impregnados de una incertidumbre que ha echado raíces en todos los ámbitos de nuestra vida. Consecuencia de ello, no tenemos nada a que aferrarnos de forma definitiva. Esto, obviamente tiene consecuencia negativas para las personas. Tiene consecuencias negativas porque la seguridad y la certeza son dos necesidades vitales del ser humano.

 

La mayoría de los barullos que se producen son irrelevantes para el progreso social. Dicho de una forma más simple, la mayoría de los pretendidos problemas que diariamente ocupan la atención del público y medios de comunicación son tonterías.

 

Algún castizo del neolinguismo vulgar ha denominado a esta circunstancia como tontura social. No sé si basada esta etiqueta sociológica, o no, en un riguroso análisis fruto de un previo y rigurosos estudio, pero en todo caso creo que es una expresión acertada y precisa de los aires que corren entorno nuestro.

 

Si no, ¿cómo es posible que se formen los líos que se forman con el facebook, twitter y demás monumentos a la vanidad humana? Hoy no eres nadie si no dispones de estas herramientas hedonistas para mayor gloria personal. Pudiera pensarse que son idea del mismo demonio puestas en nuestras manos para sacar lo peor de nosotros y enfrentarnos unos a otros.

 

Analicemos casos recientes de barullos innecesarios. Chistes de todo tipo que se hacen en los medios citados. Comentarios aleatorios sobre todos y cualquier tema por más insustancial que este sea. Réplicas y contrarréplicas sin fin. Parece que no hubiera otra cosa en el mundo que estar pegado al móvil.

 

 Lo que son reflexiones privadas, en la mayoría de los casos realizadas sin la debida ponderación y sosiego, se convierten por arte de la digitalización en objeto de conocimiento público y ahí vienen los problemas.  No es mía la frase, pero sí es cierto que la era de la digitalización ha supuesto la instauración de la mayor de las inquisiciones. Todo lo que cae en la red es sometido a juicio  y lo que es más grave, a prejuicios de todos y cada uno de nosotros.

 

Es más productivo estudiar los temas y analizarlos con rigor, luego compartirlos si se quiere publicándolos en revistas, libros o incluso si se trata de una declaración de amor hecha con buen gusto y buena prosa, en una pared para que todo el mundo sepa que todavía quedan enamorados en este frívolo mundo.

 

Lo que no tiene sentido es que twitter sea un instrumento que nos convierte en autómatas del intelecto. Sin reflexionar las consecuencias. El famoso término de “seguidores” nos hacen creernos que tenemos una relevancia social de la cual carecemos.

 

 Vivimos ficticiamente, vivimos una realidad que generamos nosotros mismos de forma inconsciente en el sentido más amplio del término.

 

Ya no queda lugar para las opiniones fruto de una meditación serena acompañada de un procedimiento contradictorio que concluya con una síntesis razonada. Pareciera que todo pensamiento y actuación debe ser inmediato, fruto del binomio acción-reacción. Evidentemente así no se construye pensamiento como tal, sino ideas que chocan unas con otras al carecer  de la dimensión tiempo necesario para dar valor a las mismas.

 

No quisiera ser descortés pero, también el no tener otras inquietudes, o si se prefiere, no tener una vida ocupada, lleva a muchas personas a estar más pendiente de la irrealidad virtual que de la realidad material.

 

 

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